REALEZA
Se le murió en sus brazos: el drama del Rey Juan Carlos
¿Cómo recuperarse?
Pilar Eyre ha profundizado en un dolor irrecuperable en la vida del Rey Juan Carlos con la llegada del mes de marzo: el mes en el que se le murió en sus brazos su pequeño hermano luego de que al futuro monarca español se le escapara un tiro del arma mientras le enseñaba a manipularla, hecho que terminó con su vida.
Esto ha marcado para toda la vida al Rey Juan Carlos y explica mucho de lo que es: hirió de muerte, sin querer, a su hermano Alfonso. Desde aquel disparo desapareció para siempre el resplandor juvenil de los ojos del actual emérito y se rompió para siempre la familia.
Jura Pilar Eyre en su habitual columna de Lecturas: "¡El dolor y la culpa por aquel hecho terrible han sido una pena negra que lo han acompañado toda su vida!". Como prueba de que el dolor no ha pasado ni pasará, agrega la cronista, no hace mucho entró un amigo de la infancia al dormitorio de Juan Carlos y lo sorprendió con una foto de Alfonsito en la mano.
Cuando el Rey Juan Carlos giró, el amigo del emérito lo vio llorar, como si fuera aquel niño que accidentalmente terminaba con la vida de su hermano: mientras las lágrimas surcaban sus mejillas, el padre del Rey Felipe le jurada entrecortadamente entre sollozos: “A nadie he querido como a él”.
La fotografía de Juan Carlos con su hermano Alfonso es una de las pertenencias que ha recogido cuando pidió permiso en febrero para visitar España.
¿Cómo fue aquel día lamentablemente imborrable para su memoria? Eyre lo ha reconstruido: "Llovía incesantemente. Juanito tenía 18 años, estudiaba en la Academia General Militar de Zaragoza y acababa de jurar bandera".
El 29 de marzo, Jueves Santo, también amanece lluvioso. Primero van a misa y después se acercan al club de golf, donde Alfonsito compite en un concurso que tienen que aplazar a causa del mal tiempo. Ahí se toma su última fotografía, junto a su íntimo amigo Antonio Eraso. El dedo de Juanito ya ha apretado el gatillo, sale la bala inexorable y el príncipe, congelado por el estupor, ve cómo a su hermano se le vidrian los ojos y cae para atrás.
