Ya no duerme sola: el consuelo de la Reina Isabel que nos parte el corazón

Mientras espera la recuperación del Duque de Edimburgo, mientras reza cada noche por su salud, mientras derrama una lágrima en su almohada favorita de plumas, mientras las noches se hacen cada vez más vez más largas y revuelve su mundo con una cucharada de té, la Reina Isabel ya no duerme sola.

La Reina Isabel ha dejado su más absoluta soledad en la inmensidad del Castillo de Windsor, donde ha estado confinada durante todo este tiempo insoportable junto a su compañero de pandemia: lo ha hecho sin ninguno de sus hijos, ni ninguno de sus familiares más directos, ni alguna de las amigas que le quedan en esta vida.

Mientras Buckingham comunicaba que el marido de la Reina Isabel se había sometido "con éxito" a una operación para tratar un antiguo problema cardiaco en el hospital de St Bartholomew de Londres, el asistente personal y los cortesanos de Su Majestad confirmaban a "The Sun" que la Reina estaba siendo una de las mayores afectadas por todo lo acontecido.

Desde que su marido está en el hospital, la Reina Isabel ha tratado de combatir la soledad como puede: así se explica la llegada de dos nuevos perros de raza corgi a su familia, lo cual ha supuesto una auténtica inyección de alegría, tal y como explican medios ingleses.

Isabel II recibirá a dos nuevas mascotas en su Castillo de Windsor, donde ha estado viviendo junto a un pequeño número de empleados durante la pandemia de coronavirus y ahora con dos miembros más de esta raza de perros, que es su predilecta desde 1944 cuando, con motivo de su cumpleaños 18, le regalaron a Susan, su primer corgi.

El pasado mes de diciembre, se producía la trágica muerte del que había sido su mascota durante 13 años, Vulcan: desde ese momento, se pensaba que la Reina Isabel no quería más perros, pues corría el riesgo de tropezar con una de las mascotas y también porque no quería dejar a ningún perro joven atrás. Con el dolor que le ha generado Felipe ha cambiado de opinión. Enhorabuena.