Bien en el juego

El eterno recuerdo de Corinna Larsen presente en el corazón del Rey Juan Carlos

El dinero no compra los verdaderos afectos.
martes, 4 de mayo de 2021 · 10:35

“Bien en el juego, mal en el amor” dice el dicho. Es que el Rey Juan Carlos podrá haberse salido con la suya, evadiendo todo tipo de impuestos y huyendo de España para que no lo persiguieran la pila de investigaciones detrás de su despacho. Sin embargo, hay algo en lo que no pudo salir ileso y es de las garras de Corinna Larsen.

Corinna Larsen y el Rey Juan Carlos se conocieron en uno de los tantos actos ceremoniales en los que el Emérito estaba presente. Conservando su intacto sentido de seducción, conquistó a la periodista y vivieron un romance apasionado y escandaloso.

Con el mismo nivel de prudencia de Belén Esteban, el Rey Juan Carlos y Corina Larsen se dejaron ver por todas las cámaras y periodistas, asentando aún más su fama de “Don Juan” nunca antes tan bien aplicada. A todo esto, la Reina Sofía no parecía inmutarse de sus cuernos. Los lucía con una sonrisa que daba tristeza.

El tiempo pasó, vinieron las investigaciones de Hacienda y la partida de Don Juan Carlos era ya un hecho. En una prisión de oro, situada en Abu Dabi, con más de cinco sirvientes, un jet privado y un departamento de lujo con todas las comodidades, el Rey se siente triste, solo, lejos de su familia y, sobre todo, extrañando a su querida Corinna.

El medio “La Razón” ha accedido a un informante de identidad anónima que asegura, entre otras cosas, que el calvario que vive el Rey Juan Carlos es inagotable. Pide por su amada, ya que donde hubo fuego cenizas quedan y, al parecer, estas serían imborrables:

Ni sus hijas consiguen que el rey deje de hablar de esa mujer que le hizo tanto daño. Es tarea imposible. A pesar de que le ha traicionado, don Juan Carlos no logra olvidar los buenos momentos que pasaron juntos durante años.

¿Alguien quiere pensar en el Rey Juan Carlos? Diría un personaje de “Los Simpson” si contextualizáramos la escena en esta insólita situación. Aunque nosotros nos atreveríamos a agregar “¿Alguien quiere pensar en la Reina Sofía?”

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