JAMÁS SE RINDIÓ

Pau Donés supo convertir su mayor debilidad de la infancia en el pilar que lo catapultó al éxito

El artista, meses antes de fallecer, relató las experiencias que le cambiaron la vida.
martes, 4 de mayo de 2021 · 20:07

Antes de fallecer a los 53 años, Pau Donés escribió un emotivo prólogo para el libro de la periodista y madre Milagros Martín Lunas, "Mi vida con un TDAH" (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad). Un relato donde el artista cuenta cómo logró que esos defectos que muchos decían ver en él a causa del trastorno, se transformaran en sus grandes virtudes.

Martín Lunas reveló en una publicación, que una mañana se encontró con el cantante, quien en ese momento estaba en plena gira de despedida y recordó que en su página web hablaba de lo que sufrió durante su infancia, por el desconocimiento que había acerca del TDAH y la dislexia, al igual que su hijo. 

Entonces, pensó en escribirle a Pau Donés una carta sincera, a corazón abierto y se la envió por mail. De la manera más generosa, contó que el artista le envió su texto y jamás volvió a saber de él. Cuando finalizó la gira se desconectó de todo, de sus redes sociales, las cámaras y desapareció. 

Pero la periodista quiso recordar la experiencia que le cambió la vida al músico desde muy pequeño. Por eso, compartió sus relatos más crudos y los más felices en una nota para Uppers. En ella, dijo que el exvocalista de "Jarabe de Palo" dejó su alma entre las líneas. 

Pau Donés comenzó por los recuerdos más tristes que tuvo en su infancia a causa del TDAH: "¡Este niño es tonto!", "¡Donés, fuera de clase!", "¿El que más faltas ha hecho en el dictado? Hombre, Donés, ¿tú otra vez?", "Señora, lo mejor que puede hacer es llevar al niño a un colegio de educación especial". Sin embargo, eso no fue lo peor, el cantante rememoró que su tutor en octavo de EGB, le entregó las notas de fin de curso y le dijo que no servía para nada, que en la vida sería un don nadie.

Pese a todos los palos que recibió en su vida, el artista reconoció que poco a poco fue encontrando algo que le interesaba, nada más y nada menos que la música. A medida que fueron pasando los años, logró encauzar su vida como cualquier otro niño o adolescente con total normalidad. Además, Pau reconoció que los síndromes que le afectaban, le dieron la capacidad de observar de una manera diferente los detalles de todas las cosas, el veía lo que otros niños no. "Mis taras me dotaron de una sensibilidad extra que en la vida me ha ayudado muchísimo. Veía cosas que los demás no veían, escuchaba cosas que los demás no escuchaban, tenía sensaciones que los demás no sentían, y eso me dio una ventaja enorme a la hora de aprender y disfrutar de la vida", aseguró.

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