El día que Joan Manuel Serrat quiso comprar un objeto que lo obsesionaba y terminó desvelado

A lo largo de su extensa carrera artística, Joan Manuel Serrat vivió experiencias únicas que le sirvieron de inspiración no solo para escribir canciones, crear magníficas composiciones, sino contar increíbles anécdotas de su vida en la radio.

Curiosamente, el cantante, el día de la inauguración de "La radio con botas", durante la presentación, relató cómo fue el día en que se obsesionó con un objeto, a tal punto de que terminó desvelado. 

Joan Manuel Serrat comenzó a explicar por qué surgió la idea de sentarse frente a un micrófono para ser oído por miles de personas. "Todo empezó una soleada mañana de invierno, mientras paseaba por el rastro de la Plaza de las Glorias, donde los comerciantes de antiguallas ofrecen al mejor postor sus tesoros", comentó al principio.

Entre ventiladores oxidados, muebles carcomidos, trajes apolillados, el artista dijo que le llamó la atención una vieja radio a la que describió como una "arqueología de primera mano" y que lo dejó fascinado. 

Sin embargo, cuando Joan Manuel Serrat se dirigió al viejo mercader del negocio para consultarle el precio, se encontró con una respuesta que lo asombró y lo llevó a obsesionarse con el aparato. “No se la aconsejo, amigo. Es una radio con botas. Solo le traerá complicaciones. Está enferma, enferma de la cabeza; está colgada como esos abuelos que solo hablan de sus buenos tiempos, de la república, de María Castaña", le dijo el vendedor.

Aparentemente, esa radio no era como cualquier otra, ya que el hombre continuó explicándole al compositor por qué era una mala idea comprarla: "Se ve que de joven tuvo un revés sentimental y ‘se colgó’ y ya no hace más que repetir cosas como de que ‘Ustedes son formidables’ y no para de contar historias de uno que se pasaba la vida inaugurando pantanos y persiguiendo a los rojos. El otro día, sin ir más lejos, yo quería escuchar al ‘Butanito’, la encendí y apareció una tal Ama Rosa", aseguró el mercader. 

Pero. lejos de espantarlo, Joan Manuel Serrat, después de escuchar las palabras del vendedor, gritó de emoción: "¡Eso no tiene precio!". Al ver el entusiasmo del cantante, el hombre decidió regalarle la radio. Aquel día fue inolvidable para Serrat, pues cada vez que tiene la oportunidad, cuenta cómo fue su gran experiencia con el aparato, tal como lo hizo en la inauguración de su programa y en una entrevista con Encarna Sánchez. 

"Me la llevé a casa. Y le limpié las heridas. Y ella, despacito, me ha ido contando todo cuánto sabía de nosotros. No hizo falta enchufarla. Ella misma se calzó las botas y juntos, de la mano, nos pusimos a recorrer nuestros ayeres. Ella, con sus botas, y yo con mi memoria. Y en eso andamos. Y por eso estamos aquí", aseguró el artista español.