Joaquín Sabina se valió de un inesperado recurso para sortear la crisis más terrible que vivió

Entre los muchos recursos artísticos con los que cuenta el cantante español Joaquín Sabina, muchos estarían relacionados con las experiencias que lo ha llevado a escribir poesías, unas sin duda no tan buenas, o que habrían transcurrido en épocas difíciles de su vida.

Sabina no es solo reconocido por su impecable carrera musical, sino por ser un maestro de poesía; este recurso valioso que ha hecho de sus canciones, tesoros musicales realmente inolvidables, y que se han popularizado en todo el mundo. 

En 2013, el cantautor español participaba en la inauguración de los cursos de verano de la Universidad Internacional de Andalucía, en la sede de Baeza. Allí Joaquín Sabina compartía una de sus más valiosas sabidurías con el público y posteriormente, con los periodistas que se acercaban a reportar las palabras del cantautor. 

Para el momento, Sabina saludaba a los intelectuales y resaltaba la importancia de su papel en los procesos sociales y personales del ser humano.  "Luego le ponen alguna gota de belleza al viejo y hermoso idioma español, si se puede, y también le tocan el corazón a la gente", dijo respecto a los escritores y poetas. 

Esta aseveración llevó al cantante a hacer referencia a las épocas difíciles y etapas de crisis, en las que la música y la poesía lo habrían ayudado a salir de esos momentos oscuros. "En las épocas de grandes crisis siempre ha florecido la mejor poesía". 

Esta es la labor que, según Sabina, pueden aportar los poetas y escritores en medio de las diferentes crisis humanas. "Las poesías y las canciones no cambian el mundo a corto plazo, pero ofrecen un hombro donde llorar al desvalido, masajean el corazón del desgraciado. Las canciones de amor, que no son de amor, sino de desamor, acompañan al feo, al triste, al que no quiere nadie", comentó Sabina con mucha entereza. 

Se podría vivir sin canciones, pero sería un mundo horroroso

Cabe destacar que Sabina estudió Filología Románica en Granada, etapa que calificó como transformadora, pues, al ser tan joven lo consideraba un atractivo soñado. "Unos años muy transformadores y una experiencia maravillosa. Granada era el paraíso soñado para el niño que era yo, era Babilonia, era Nueva York", comentaba Sabina.