EL SIMULADOR

El insólito castigo que recibió el Pequeño Nicolás por mentir que era emisario de la Casa Real

Un juego que terminó por ser su peor pesadilla.
martes, 20 de julio de 2021 · 12:45

Francisco Nicolás Gómez Iglesias, más conocido como Pequeño Nicolás, fue condenado a tres años de prisión por los siguientes delitos: falsedad de documentación, estafa en grado tentativo y usurpación de funciones públicas y estado civil.

Quizás algunos no lo recuerden, pero el nombre del Pequeño Nicolás estuvo presente en todos los titulares tras un escándalo en 2014, donde aconteció el primer crimen de este ingenioso joven haciéndose pasar por alguien “poderoso”.

Una reunión con un empresario fue la gota que rebalsó el vaso. Con una imaginación muy detallada, el Pequeño Nicolás se hizo pasar por un funcionario del gobierno y de la Casa Real, asegurando ser el mismísimo enviado del Rey.

Lo que nunca pudo advertir este intrépido actor es que el empresario con quien se reunió se enfadó tanto que el caso disparó automáticamente a los medios. Tolerancia “0”, pues había corrompido todos los límites al llegar tan lejos.

Pero el ingenio del joven llegó incluso un paso más allá. Para poder pasar un examen de universidad, le pidió a un amigo que lo hiciese por él y fue descubierto. Por poco se sale con la suya. ¿Cuántas de estas historias habrá que todavía no sabemos o no han salido a la luz? Pues, presume de ser un buen engañador.

La revista Vanity Fair expuso que “La Fiscalía pedía que se les condenase a siete años, pero los jueces han aplicado las atenuantes “de anomalía psíquica y dilaciones indebidas”, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid”. Francisco Nicolás Gómez Iglesias debe de estar más que agradecido que la pena se haya disminuido.

Lo curioso de este caso, como suele pasar en otros de similares características, tiene que ver con el espectáculo que se hizo alrededor de la fama del pequeño. Si bien hoy es un hombre adulto de 27 años, su legado quedó retratado como una parodia, algo gracioso de quien muchos jóvenes quisieron imitar.

Simplemente, lo que yo quería era tirarme el pisto con el empresario y hacer un viaje pomposo. Porque con la edad que yo tenía y mi inmadurez, lo que yo quería era asemejarme a los mayores y tener más poder, por así decirlo, creerme poderoso.

Palabras sinceras que salieron de su declaración, evidenciando la fragilidad psíquica de este personaje al que cariñosamente apodamos “El pequeño Nicolás”. Ahora, ¿por qué solemos empatizar con este tipo de “villanos”? ¿por qué nos resuena tanto el ingenio que tienen para engañar y nos causa hasta cierto grado de aprobación?

Por supuesto, sin ánimos de generalizar sobre nadie, esas preguntas surgen de la inmensa popularidad que el joven simulador ha tomado. Un travieso trovador que supo engañar sin miedo, fingiendo ser alguien de poder. Por cierto, ¿alguien de los aquí presentes ha visto la serie "Los Simuladores"? Pues allí encajaría perfecto nuestro pequeño simulador.