Los logros y fracasos que marcaron un antes y un después en la vida de Raffaella Carrá

Una de las artistas europeas que logró revolucionar al mundo con su arte, sin dudas, fue Raffaella Carrà, la italiana que supo traspasar fronteras con sus canciones tan impactantes para su época, sus vestuarios tan estrafalarios y sus llamativas coreografías que serán recordadas como una huella imborrable para la música. 

Lamentablemente, la cantante partió de este mundo el pasado 5 de julio a sus 78 años en la Clínica Villa del Rosario en Roma, situada cerca de su domicilio. Su cuerpo no resistió al cáncer de pulmón, enfermedad que le habían detectado un año atrás de su fallecimiento pero que ella mantuvo en silencio hasta el día de su deceso.

La figura de Raffaella Carrà quedará viva en la memoria de varias generaciones porque ella no solo se dedicó a ser intérprete de canciones, fue una actriz, una estrella que brilló en televisión y también en cine e incluso se desempeñó como coach de programas tan famosos como "La voz", dejando grandes enseñanzas a los jóvenes hasta en sus últimos años. Por eso, en esta nota queremos recordarte algunos de sus momentos más interesantes y divertidos. 

Desde muy pequeña, la oriunda de Boloña supo que su sueño era convertirse en una gran bailarina y no ser cantante como todos creen. Aunque se dedicó más a ser intérprete, la realidad es que a ella no le gustaba cantar, prefería armar coreografías y no estar en el foco de atención. A los 9 años debutó en cine gracias al papel que le ofrecieron en "Tormento del passato" donde encarnó a Graciela. Un trabajo que le surgió de casualidad en medio de un viaje que realizó con su madre a Roma. Ambas fueron a visitar a una familia amiga que tenía conocidos en el mundo del cine y la pequeña fascinó a todos con su desenvoltura y simpatía.

A los 22 años, Raffaella Carrà quería probar nuevamente su suerte en la pantalla grande intentando seguir los pasos de Sofía Loren. Así fue como consiguió participar en "El coronel Von Ryan" junto con Frank Sinatra, quien intentó cortejar a la artista, pero no tuvo éxito ya que ella lo habría rechazado. A mediados de los 60, decidió cambiar su verdadero apellido por uno artístico por sugerencia de Dante Guardamagna. Así fue como pasó a llamarse para el mundo Raffaella Carrà.

Pero este no fue el único cambio que hizo la cantante para convertirse en una gran artista. El color de su pelo era castaño pero cuando su imagen comenzó a ser más reconocida en los medios, apostó por el icónico peinado con flequillo y tonalidades amarillas muy claras. Raffaella siempre se caracterizó por ser una persona rebelde, iba en contra de las absurdas imposiciones de la sociedad, era una ferviente comunista y una feminista luchadora. De hecho, abandonó su carrera en el cine porque para ella era como una prisión y cada vez que brindaba algún espectáculo, no permitía que nadie le diga cómo debía lucir. 

Jamás quiso pasar por un quirófano para cambiar su imagen porque se sentía a gusto con cómo se veía y creía firmemente que uno debía aceptarse y amarse tal cual era. Respecto a su vida privada, a pesar de que tuvo varios amores, la italiana nunca se casó, pues en varias oportunidades no tuvo problema en manifestar que no creía en el matrimonio. Los dos hombres de los que estuvo enamorada fueron Boncompagni, a quien conoció en 1968, y Sergio Japino. Con el coreógrafo Japino tenían una excelente relación amistosa a pesar de haber terminado su vínculo amoroso. De hecho, él fue quien estuvo a su lado hasta sus últimos días.