INCONDICIONAL

El hombre que más amó Rocío Jurado y la cuidó hasta el último día de su vida

La más grande tenía un enorme ejemplo para luchar.
martes, 14 de septiembre de 2021 · 02:45

Actualmente se ha estado hablando mucho de las relaciones y de la vida de Rocío Jurado, sobre todo en lo que respecta a las polémicas de su familia y al amor no tan idílico que por años intentó tapar su viudo, José Ortega Cano, de quien parece que la artista habría pensado en separarse antes de enterarse de su enfermedad.

Todo comienza a salir a la luz desde las emisiones del documental de Rocío Carrasco. La hija de la cantante piensa seguir revelando secretos en esta segunda parte de "Rocío, contar la verdad para seguir viva" y tratará sobre todo de las relaciones, buenas y malas, de Rocío Jurado.

Lo que sí es un hecho, es que la más grande había tenido un enorme ejemplo de amor del cual guiarse y por lo que no se aguantaría cualquier cosa en ninguno de sus matrimonios, de hecho cuando empezó a sospechar de Pedro Carrasco, no dudó en dar un paso al costado, por lo visto habría hecho lo mismo con José Ortega Cano de no haber sido por el apoyo que necesitó mientras estaba enferma.

Fernando Mohedano, el padre de Rocío Jurado.

El primer gran amor de la vida de Rocío Jurado fue su padre, como le sucede normalmente a las niñas, Fernando Mohedano era un humilde zapatero gaditano que trajo al mundo junto a Rosario Jurado Bernal a una de las voces míticas de España y el mundo entero. Igualmente,  no pudo ver por tantos años la fama de su hija, puesto que falleció a los 36 años, pero le dejó todo el amor por la carrera a su retoña, él era zapatero de oficio pero cantante de flamenco en su alma y ratos libres.

La propia Rocío Jurado describió muchos años después en un programa de televisión a Fernando Mohedano como, “el padre de los gitanos”, fue a él justamente a quien le aprisionó el pecho la más grande pasando siete días en huelga de hambre para que la dejaran partir a Madrid para buscar la fama, al final siempre fue él quien la cuidó y le brindó el ejemplo de esfuerzo y dedicación para llegar al triunfo.

Era un hombre maravilloso, adoraba el mundo de los gitanos. Le llamaban el "Padre de los gitanos" porque atendía a todo el mundo, quería mucho a las personas que lo necesitaban; aunque él no tuviera de lo poquito que tuviera lo repartía y acogía a la gente

Todo se resume en aquella canción que Rocío Jurado le dedicó a su padre, "¿Qué no daría yo?", en el que sus estrofas expresan todo lo que pensaba y creía en él como un héroe: "Volar a los brazos de mi padre/ Y descubrir el brillo en su mirada/ Para luego alejarme lentamente/ A un tabla'o a bailar por sevillanas".