Julio Iglesias es uno de los hombres más conocidos de España a nivel mundial. Fue uno de los primeros en ingresar a la esfera internacional siendo un muchachito de clase media baja con aspiraciones artísticas. Para la periodista Pilar Eyre la vida del divo es todo un misterio, sobre todo en lo que respecta a su relación con las mujeres y Miranda Rijnsburger, su eterna compañera.

La mirada de Pilar Eyre sobre la vida de un divo

No es sencillo acarrear con el peso de la fama. Todo tiene una letra chiquita que cuesta demasiado saltear. Julio Iglesias vivió siempre sumido en la exposición, por eso cometió tantos errores, por indecoroso. Sus historias de deslealtades saturaron la prensa rosa, más allá de lo que significó su historia con Isabel Preysler.

No brinda conciertos en el país hace más de ocho años. Lo último que hizo a nivel musical fue un escueto disco de dúo publicado en 2017, donde llamó poderosamente la atención la ausencia de su hijo Enrique. En 2018 se sabe que actuó para una fiesta privada en Rusia con la cuál facturó unos dos millones de euros. En su último concierto en México sufrió una caída, lo demás son puros rumores.

Para Pilar Eyre todo lo que es cotilleo hizo acrecentar aún más su fama, sobre todo con el misterio de su relación con Miranda Rijnsburger, la mujer que lo acompaña legalmente hace 32 años. Eterna compañera, discreta, elegante y madre de sus cinco hijos. Profesionalismo al igual que la Reina Sofía podríamos decir, pero aquí parece haber algo más.

Miranda Rijnsburger habría prometido a Julio Iglesias compañerismo absoluto. Estaba tan enamorada de él que lo único que le solicitó fue estar a su lado. Ella sería una esposa poco exigente, no preguntaría sobre su intimidad y cuidaría de la casa y de los hijos. Un contrato que jamás ha trascendido como cierto, pero dadas las dudas que tenemos sobre la vida del cantante, cualquier hipótesis sirve para dar algo de luz.

Las palabras que nunca llegarán

Julio Iglesias siempre fue discreto con su vida. aprendió con los años a cómo moverse y Pilar Eyre deduce que esto puede esconder muchos secretos que aún no sabemos. Está atrincherado y ni siquiera sabemos dónde. El divo le teme al COVID, un fantasma que ya podría dejar pasar. Todo es un misterio, algo que, según la periodista, sirve para intensificar su fama y reinventarse, como solo  lo hacen los grandes.