Se cumplen 30 años de la inauguración del museo que da vida y sustento a la familia de Tita Cervera. Esas lujosísimas mieles han abastecido a toda la familia, incluyendo a su primogénito Borja Thyssen con quien la baronesa llevó distanciada varios años.

Las asperezas familiares tardaron muchísimo en limarse y no están del todo pulidas. La tensa relación que Tita Cervera guardó con su hijo Borja tenía origen en la pareja de este, la señorita Blanca Cuestas, a quien la aristócrata rechaza con profundo fervor.

Una historia de reconciliación

Hay una frase que invita a quienes no tienen ningún pecado a que arrojen la primera piedra. Tita Cervera también cometió sus errores e intentó impedir que su pequeño los repitiera. De hecho, ella misma confesó que Borja no era hijo del Barón de Thyssen, sino de un amor del pasado. Pese a eso, Borja siempre fue tildado como un hijo más para el aristócrata alemán.

Lo de Tita Cervera y el Barón fue casi instantáneo, como un amor a primera vista: "La primera vez que vi a Tita fue en Cerdeña y no hubo palabras: los ojos lo dijeron todo. Cuando nos presentaron, sentí en mi interior que algo muy especial podía suceder en mi vida por el hecho de haberla conocido”, escribía Heini en sus memorias graficando la atracción que sentía hacia ella.

Pese a llevar una vida casi normal, intentando saltear las críticas, el distanciamiento de la coleccionista de arte con su hijo fue inevitable. Dejaron de hablarse por casi una década y hubo hasta riñas judiciales de por medio que interferían en la buena relación madre-hijo y nuera.

El final del camino

Hoy por hoy la Baronesa de Thyssen se lamenta por tantos años de distancia con su hijo Borja Thyssen. A su vez, el empresario ha demostrado que lo suyo con Blanca Cuestas era amor sincero y real. La  prueba de ello está en los cinco hijos que tienen en común, esos que Tita Cervera muchas veces rechazó.