Rocío Jurado y Pedro Carrasco, una historia de amor tras su separación

Rocío Jurado y Pedro Carrasco se casaron en el año 1976 en una boda que fue la más comentada y aplaudida de la década por todo lo que significaba: la gran unión entre el mundo deportivo y la industria musical. Sin embargo, 13 años después los famosos decidieron dar por finalizada su relación marital. Aunque, el amor continuaba existiendo entre ellos, o por lo menos, esto es lo que se encargó de destacar Rocío Carrasco en la tercera emisión de "Montealto, regreso a la casa".

Muchas versiones circularon en la prensa rosa respecto a cuáles fueron los motivos que llevaron a Rocío Jurado y a Pedro Carrasco a poner el punto final en su relación. No obstante, siempre se supo que a la coplera no le gustaban los términos medios y, al parecer, había percibido que el deportista ya no era aquella persona que le prometió amor eterno, lo cierto es que el padre de "Rociíto" estaba un tanto agobiado por la constante ausencia de su esposa tras pasar meses enteros de giras musicales.

"La niña de los premios" fue la encargada de desvelar a una reconocida revista nacional que habían decidido de común acuerdo con el oriundo de Huelva comenzar a tramitar su separación. Pero, si bien la determinación ya estaba tomada, el amor y la incondicionalidad continuaban manteniéndose inquebrantables. De hecho, el padre del deportista vivió con su nuera hasta sus últimos días.

Sin embargo, había algo que muchos desconocían y que la esposa de Fidel Albiac se encargó de confesar: Rocío Jurado y Pedro Carrasco habrían tenido ciertos encuentros después de haber confirmado su separación. Según los relatos de la presentadora su padre visitaba a su madre casi todos los días y se reunían a mantener comidas juntos como si nada hubiera sucedido. En efecto, estaban barajando la posibilidad de darse una segunda oportunidad.

Sí, hubo el amago de una segunda oportunidad. Es que al final eran como el complemento perfecto. Ellos tuvieron en mente volver, pero al final se decidió que no y ya está.

La heredera de uno de los mejores boxeadores de la historia española aseguró que el amor que sentían sus progenitores era "único y puro", tan es así que Rocío Jurado siempre repetía una costumbre que le recordaba a Pedro Carrasco: "Esos eran los besos que ella me daba luego a mí, porque decía que tenía la misma nariz que mi padre, me besaba en la frente y en la nariz".