El error de Rocío Flores que podría sentenciar su carrera como colaboradora

Rocío Flores es un nombre que, con cada vez más frecuencia, asociamos a los platós de televisión. No conforme con tener un asiento asegurado en “Ya son las ocho” y “El Programa de Ana Rosa”, ahora estrena su talento en “Supervivientes: conexión Honduras” donde, entre otras cosas, ha enseñado el fuertísimo carácter que la caracteriza.

Todo lo relacionado a “Supervivientes” es habitual en Rocío Flores, pues el año pasado estaba en el mismo sitio defendiendo a la exesposa de su padre, Olga Moreno y un año antes era ella misma quien se arrojaba de aquel helicóptero. Ahora, a diferencia de lo anterior, se estrena ya como colaboradora, es decir, debe debatir sobre lo que ocurre y eso tiene un cierto precio de exposición.

Un pequeño error puede significar el derrumbe de una carrera, o bien una gran oportunidad. En el caso de Rocío Flores, un pequeño trastabille podría haber pasado casi inadvertido, si no fuera porque su micrófono estaba abierto.

El origen fue la gran bronca que Alejandro Nieto y Tania Medina estaban protagonizando. Desarrollando sus ideas y argumentos, los colaboradores debatían el origen de esta riña sin prestar demasiada atención a que la Influencer, en reiteradas ocasiones, ha intentado intervenir sin conseguirlo con éxito.

Ceder es un verbo que está asociado a Rocío Flores, pero esto era demasiado. En cuanto pudo lanzó un bocado: "¿No os estáis dando cuenta de que el problema es solo que Tania ha hablado con un chico?", pero seguía sin poder desarrollar bien su postura.

Si hay algo que no puede ocultar Rocío Flores es su malestar a través de los gestos. Mirando fuera de plató se escuchó clarísimo lo que pensaba y, para sorpresa de nadie, dejó bien en claro su carácter:

Pues nada, me callo y no hablo, que no me paguen por venir.

Ion Aramendi, una vez culminado el video que había interrumpido el argumento de la Influencer, le dio espacio para que pudiera desarrollar su postura. Con este gesto demostró lo fortalecida que está y que, efectivamente, tantas horas de práctica en la televisión comienzan a dar sus frutos.