Se cumple un año desde que Jaime Ostos partió, en medio de una reunión con sus amigos en Colombia y con la incondicional compañía de su esposa, Mari Ángeles Grajal. Desde ese momento, la vida de la empresaria cambió por completo, hasta el día de hoy.

Fueron probablemente las fiestas de Fin de Año más difíciles para Mari Ángeles Grajal, más aún teniendo en cuenta que el año pasado estaba viajando a vacacionar cuando ocurrió la mayor de las tragedias. Hoy, su vida parece completamente diferente a todo lo conocido.

Un gran alivio

La rutina de Mari Ángeles Grajal ha dado vueltas por completo desde que el diestro ya no forma parte de su vida. Afortunadamente, retomó su profesión de medicina y eso hace que mantenga la mente ocupada por las mañanas, aunque por las tardes se avecina el infierno según reveló a revista “Pronto”.

Sin Jaime nada es igual. Si no fuera por mi hijo y la gente que me quiere, tendría una grave depresión.

Así lo asegura la viuda de Jaime Ostos, a quien le está siendo particularmente difícil esta época. Al margen de cumplirse el aniversario, Mari Ángeles Grajal reconoce que el maestro le daba felicidad, alegría, energía y mucha vitalidad, condimentos que faltan en su vida a diario.

Un eterno recuerdo

Jaime Ostos y Mari Ángeles Grajal han tenido esa historia de amor que muchos deseamos tener. Que ni siquiera la muerte pueda destruir un amor es algo que se ve pocas veces, aunque lamentablemente la pérdida la atraviese la médica en carne propia. El diestro partió hace un año, tiempo relativamente reciente, aunque bien sabemos que para procesar el duelo el camino es personal y muy intenso.