Kiko Rivera (38 años) asistió al programa de Bertín Osborne (68 años) y se confesó acerca de todo lo que ocurrió en los últimos meses, sobre todo en aquello que le quedó pendiente con Isabel Pantoja (66 años). Es la primera vez que habla desde una postura tan sincera luego de que su salud estuviera en riesgo.

A Kiko Rivera le dijeron “‘No te asustes, pero te hemos encontrado una mancha negra en la cabeza’. Se me cayó una lágrima, de esas que no puedes controlar, porque pensé ‘Pues hasta aquí he llegado’” reveló, sumamente conmovido. Estas palabras no pasaron desapercibidas para Bertín Osborne.

Entre padres se entienden

Kiko Rivera confesó el porqué  la tonadillera no asistió al hospital a verlo: “Mi madre me llamó por una videollamada y me emocioné tanto, que me puse a llorar y casi me da otro. Así que los médicos me quitaron el móvil y me dijeron que eso estaba prohibidísimo”. Desde que sucedió ese episodio estuvo con extrema supervisión de los médicos. “Esa fue la razón por la que mi madre no vino. Luego otro gallo cantará, pero en ese momento sucedió así” dando pie para hablar del orgullo que tiene Isabel Pantoja.

“A partir de ese día, los problemas de casa, se solucionan en casa” fue una de las revelaciones que el hijo de Paquirri contempló desde aquel día en que casi 'toca' la muerte. Solo quiere un abrazo de su madre, un simple pedido que aún no ha conmovido a la cantante.

Ese simple pedido despertó en Bertín Osborne un instinto que pocas veces solemos ver. Totalmente conmovido por ver a un hijo pedir el acompañamiento de su madre y atendiendo a la situación, pronunció:

Tienes a tu hijo aquí que lo único que te está diciendo es que echa de menos un abrazo tuyo. Isabel, meteos el orgullo donde os quepa y daos un abrazo.

Aplausos de pie

La tribuna se conmovió al escuchar un relato tan sincero y sin ningún enojo, tal como solemos verlo generalmente a Kiko Rivera. Pronto Isabel Pantoja ofrecerá una gira donde, al menos, se espera que se despida de su familia. El orgullo toma la delantera en su vínculo con su pequeño del alma, algo que solo ella puede remediar.