El sagargala es un postre tradicional del norte del País Vasco que se caracteriza por ser uno de los más deliciosos y fáciles de elaborar. Para el paso a paso de la receta, necesitamos cierto tiempo y dedicación, pues en pastelería cualquier error puede arruinar nuestro trabajo.

El pastel vasco reúne los sabores más exquisitos y realmente se trata de una combinación perfecta que se puede convertir en la estrella dulce de cualquier menú. La base de bizcocho, acompañada con cremoso de queso y una compota de manzanas, hacen que este postre sea el más elegido por todos.

Ingredientes

Para la base de bizcocho

• 70 gramos de harina tamizada
• 3 huevos
• 70 gramos de azúcar blanco
• 20 milímetros de licor.

Para el relleno

• 100 milímetros de nata líquida
• 250 gramos de queso fresco
• 5 hojas de gelatina
• 350 milímetros de nata montada
• 60 gramos de azúcar lustre.

Para la cobertura

• Compota de manzana
• Canela en rama
• Frutas frescas
• Grosella.

Preparación de sagargala

La receta del pastel vasco puede parecer muy compleja, pero lo cierto es que, si mantenemos el orden, todo resultará muy simple. Primero, debemos elaborar el bizcocho. Para esto, tomamos un recipiente grande y montamos los huevos y el azúcar con la ayuda de unas varillas eléctricas. Seguidamente, incorporamos la harina tamizada e integramos con la ayuda de una espátula y movimientos envolventes.

Tomar un molde rectangular, acomodar el papel para horno y colocar el bizcocho. Para el sagargala tradicional, es necesario que el bizcochuelo no sea muy grueso, se recomienda que sea de un centímetro aproximadamente. Cocinar a 180 ºC durante 10 minutos. Retirar y enfriar a temperatura ambiente.

A continuación, elaboramos el relleno del pastel vasco. Como primer paso, debemos hidratar las hojas de gelatina en agua fría, mientras llevamos al microondas la nata líquida por unos pocos minutos. Posteriormente, escurrir las hojas y mezclar con la nata hasta lograr que se disuelvan. Incorporar el queso fresco y azúcar lustre. Con la ayuda de varillas eléctricas, mezclar hasta obtener una crema uniforme.

La sobrecomida está casi lista. Forrar un molde con papel, colocar el bizcocho y pintar con un poco de licor para que se mantenga húmedo, cubrir toda la base con la mousse de queso fresco y alisar con una espátula. Llevar al refrigerador de 3 a 5 horas, el punto ideal es cuando la tarta esté bien cuajada. Por último, retirar el pastel vasco del molde, distribuir la compota por encima y decorar con frutas frescas acompañadas de una ramita de grosellas.