En la década de los 50 el tope para las mujeres era muy bajo. Debían conformarse con ser secretarias y saber utilizar una máquina de escribir. Laura Valenzuela siguió el consejo de sus padres y estudió Idiomas, Secretariado y Comercio. Sin embargo, para ganarse unas pesetas de más, le sacó provecho a su altura y su perfilado rostro.

Una amiga de la joven abrió una boutique y le preguntó si se atrevía a modelar para su clientela. A pesar de que Laura Valenzuela se sentía “larguirucha, desgarbada y con cara de aceituna”, según ella, le dijo que sí y empezó a ganar 1500 pesetas mensuales. Desfilaba para modistas de la época, como Asunción Bastida o Marvel, favoritos de Carmen Polo, esposa del dictador Franco. Así que antes de ser “Laurita”, se sentía feliz porque llevaba dinero a casa y además le quedaba para sus gastos.

El error de Laura Valenzuela que le costó su carrera

Un día, su carrera de modelo terminó repentinamente y no pudo hacer nada. Con apenas 21 años, Laura Valenzuela recibió a una clienta muy distinguida. La Duquesa de Alba la vio lucir un vestido que le encantó y fue de inmediato a la tienda para adquirirlo. La sevillana no se dio cuenta de que lo había metido en la bolsa con la percha adentro. Cuando se lo puso la Duquesa, sintió un dolor fuerte en la espalda que la hizo enloquecer. A las horas, Laura fue despedida y se quedó en la calle.

Gracias a ese episodio y sin quererlo, Laura Valenzuela tropezó con la profesión que jamás imaginó que llegaría a su vida. Por aquellos días hablaba con José Luis Ozores, quien era actor, y le hizo una propuesta arrolladora. Le preguntó: “¿Por qué no pruebas a trabajar en eso de la televisión?”, y ella respondió: “¿Televisión?, y eso qué es”. “No preguntes tanto y vete al paseo de La Habana”.

Al llegar a la audición, sin saber de qué se trataba, le preguntaron si sabía presentar y dijo que sí sin titubear. Le explicaron que la cámara de televisión encendía una luz roja para que ella hablara. “Puedes decir que viene un bailaor y tienes que presentar”. Así lo hizo y resulta que al bailaor se le enganchó un pie en la tabla y ella improvisó: “es tan bueno, tan bueno, que solo puede bailar con un solo pie”. De esta manera, se convirtió en la primera presentadora de la televisión española.

Una partida muy dolorosa

Este viernes a los 92 años, falleció Laura Valenzuela en Madrid. Esta pionera de la pantalla nacional deja un vacío profundo en la vida de quienes la conocieron. Era una mujer sencilla, con una sonrisa que quedó grabada en la memoria de todos y que nació con el don de la expresión oral y física.