Hace unos días, Mario Vargas Llosa (87 años) declaró frente a las cámaras de Europa Press que no quería saber nada de la hija de Isabel Preysler (72 años). Sin embargo, casi que se topan en el mismo aeropuerto, ya que ambos estuvieron de paso por la ciudad de Nueva York. El escritor inició un periplo imparable desde que rompió su romance de ocho años con la socialité en diciembre de 2022 y Tamara Falcó fue a encontrar un nuevo vestido para su boda.

El Nobel voló a la ciudad de Nueva York junto a su hijo, Álvaro Vargas Llosa, para presenciar una noche inolvidable en uno de los clubes literarios más antiguos de Estados Unidos, The Lotos Club. Como nos tiene acostumbrados, el hijo del escritor peruano publicó una imagen en su perfil de Twitter acompañado de su padre y de su nieta Aitana mientras disfrutan de su cita en este Club neoyorquino a pocos pasos de Central Park.

El destino le tenía preparado un sinfín de cosas a Mario Vargas Llosa desde que rompió con Isabel Preysler. El Nobel alcanzó un logro que ningún latinoamericano pudo obtener y ahora forma parte de la Academia Francesa, también visitó su país y contactó con todos sus allegados y, ahora para la sorpresa de la socialité, es posible que se lo encuentre a donde quiera que vayan.

El reencuentro que Isabel Preysler no esperaba

Da la casualidad que la hija de la socialité, Tamara Falcó, también tuvo que visitar la ciudad de Nueva York, al igual que el Nobel, para asistir a la boda de una de sus mejores amigas, Lucía Domínguez Vega Penichet, además de reunirse con el equipo de Carolina Herrera, que tendría en sus manos el diseño del vestido de boda de la Marquesa de Griñón.

Al parecer, esta firma es la que sustituirá a la empresa española Sophie et Voilà, que no pudo llegar a un acuerdo satisfactorio tanto para ellos como para la primogénita de Isabel Preysler.

Y es que el deseo de Isabel Preysler es que su hija luzca de maravilla en el mejor día de su vida. Por eso han optado por la diseñadora de la Reina Letizia para salvar este momento tan especial y nada menos que con la diseñadora venezolana Carlolina Herrera. 

Ave de mal agüero

Hay quienes piensan que le echaron mal de ojo a la boda de la hija de Isabel Preysler, pues cuando no es una cosa es otra. Desde hace unas semanas todo se le complica a Tamara Falcó, a poco menos de un mes para dar el anhelado “sí, quiero”. Y es que todo empezó mal. Desde que las imágenes de Íñigo Onieva siéndole infiel a Tamara Falcó recorrieron el mundo, y luego por obra del Espíritu Santo llegó una reconciliación en plena Navidad, nada de eso estaba en los planes de la aristócrata.