Sellos postales
Los sellos postales más caros que están vinculados directamente a una crisis económica
Paradójico.Los sellos postales se convirtieron en el objeto de deseo de los coleccionistas. Gracias a la trascendencia de los últimos años, no solo son grandes portadores de la cultura del país que los emite como comprobantes del pago previo de correspondencia, sino que también son una gran fuente de dinero, pues la oferta y demanda en las subastas moviliza grandes sumas de dinero en muchas regiones del globo.
Las estampillas, consideradas como pequeñas obras que capturan personajes o momentos históricos, son, actualmente, una verdadera reliquia en el universo del coleccionismo. "Quienes son coleccionistas de filatelia son muy estudiosos de los sellos postales. Además, hay coleccionistas especializados en países, décadas, aviones o faunas", destaca una experta en la materia.

Los sellos postales más caros de la historia
Los sellos postales diseñados específicamente para brindar un testimonio gráfico acerca de la cultura o historia de una región son los más valiosos del mundo. Entre estos se destacan los ejemplares emitidos por Alemania durante una etapa convulsa de profunda crisis económica provocada por la Primera Guerra Mundial. Las estampillas llegaron a valer 50.000 millones de marcos, -la moneda oficial de Alemania hasta la adopción del euro-.

El país debió asumir los daños provocados por el conflicto bélico, así como también dedicarse a una reconversión de la industria con el objetivo principal de satisfacer las necesidades de los ciudadanos, lograr contrarrestar la inflación y la escasez de trabajo. Esta situación fue asumida por la república de Weimar bajo la solución de emitir más papel moneda, pero estas no estaban respaldadas por la reserva de oro de la región.

Las deudas con otros países llevó a una devaluación nunca vista de la moneda oficial, a tal punto que un dólar llegó a valer 8.000 marcos en el cambio monetario. Ante tales fluctuaciones económicas, fue inevitable que la fabricación filatélica no sufriera el impacto. Los sellos postales fueron sobrecargados con importes cada vez más elevados, incluso, llegaron a alcanzar los miles de millones de marcos. En aquel momento, las sobreimpresiones de los timbres postales se realizaron en todas las oficinas postales del país, tales como las de Breslavia, Fráncfort, Hamburgo, Leipzig, Múnich y, por supuesto, la de Berlín.