MÁS QUE ELLAS
El impensado desplante que María Teresa Campos le haría a sus hijas Terelu y Carmen Borrego
Hay alguien que cumple mejor el rol de descendiente que ellas.
Hace tiempo que María Teresa Campos está en el ojo de la tormenta. Sin darse cuenta, quizás resucitó el nombre de su ex pareja, Bigote Arrocet. Un asunto que teníamos completamente olvidado y se desenterró del pantano. Se ve que todos lo habíamos olvidado menos ella.
Bigote Arrocet fue la pareja sentimental de María Teresa Campos durante seis años. Se instaló en la familia y supo compartir grandes momentos con sus hijas y Alejandra Rubio, la nieta de la locutora. En 2019 anunciaron su separación, pero parece ser que la forma de terminar la relación no fue de la más cortés, lo que dejó una herida en su pareja hasta el día de hoy.
Muchos personajes han aportado su granito de arena en la reconstrucción de este relato. Pasó Terelu, Carmen Borrego, Alejandra Rubio habló con sus actos y ahora llegó el turno de Gustavo, el chofer de la Campos. Según María Teresa, él es el hijo que nunca pudo tener.
Gustavo para mí es todo, él que ha vivido el día a día y lo ha llevado a todas partes donde quería ir, y Gustavo, yo ahora digo una cosa que me gusta de él y es que Gustavo es el hijo que no he tenido, ¿vale?
Dijo María Teresa Campos al medio “Chance”. ¿Cómo se habrán tomado estas declaraciones Terelu Campos y Carmen Borrego? Tal parece ser que la voz de un empleado vale muchísimo más que la de sus propias hijas, las mismas que se han expuesto a los tiburones de los medios con tal de dejar bien parada a su madre.
Su vocero ideal sería la voz indicada para hablar sobre el conflicto que la presentadora tuvo con Bigote Arrocet, ya que él lo llevaba y traía en sus viajes. Conoce profundamente la personalidad del argentino, a quien definió como alguien "astuto" y "embaucador”.
Yo me he callado, me callaré y me seguiré callando, no voy a decir nada del tema y me da igual ahora, él ha hecho muy bien hablando.
Sentenció la madre de Terelu. Si sus hijas no han podido limpiar su nombre, es justo que esa misión pase a manos de otra persona, quizás más calificada para la tarea que sus propias hijas.
