UNA HUELLA IMBORRABLE

Las luces y sombras de la vida de Carmina Ordoñez, la eterna reina de las socialités

Repasamos la fugaz e inolvidable trayectoria de la celebrity.
domingo, 2 de mayo de 2021 · 09:49

Hablar de Carmina Ordoñez es hablar de palabras mayores en el mundo de las socialités. La reina de la prensa del corazón hoy cumpliría 66 años, pero lamentablemente debido a su turbulento modo de vivir, falleció el 23 de julio de 2004 a los 49 años. Su inolvidable paso por este plano la llevó a pasar por el cielo como el infierno y su legado es inolvidable. 

Hija de Antonio Ordoñez, el rey de la tauromaquia, Carmina nació y creció entre los flashes y desde joven hizo de su imagen un imperio, codeándose con celebridades y haciendo que diversas figuras del mundo del espectáculo quieran ser parte de su círculo. Su vida fue tan intensa que conoció el amor demasiado joven. 

A los 17 años se casó con Paquirri, con quién padeció un amor hermoso y doloroso. Juntos, La Divina y Paquirri tuvieron dos hijos, Francisco y Cayetano, pero apenas pasaron los seis años de matrimonio decidieron poner fin a su vínculo, aunque siempre se dijo que el torero nunca dejó de amarla.

Repartida entre su rol materno y desempeñándose como modelo y rostro de importantes marcas y diseñadores, Carmina Ordoñez dejó su huella por los lugares por los donde pasó. El 30 de marzo de 1984, la socialité volvió a casarse, en esta oportunidad con Julián Contreras, con quién se convirtieron en padres de Julián, el hijo menos mediático de Ordoñez.

En medio de su matrimonio con el cantante, comenzó su lucha judicial por reclamarle a Isabel Pantoja lo que correspondía a sus hijos. La herencia de Paquirri, de la cual se sigue hablando, era una preocupación para Carmina ya que ella acusaba a la tonadillera de incumplir con lo pactado y de no darle a sus hijos lo que le correspondía. Pero este no fue el gran obstáculo de su vida.

Tres años después de divorciarse de Julián Contreras, Carmina Ordoñez se enlazó con Ernesto Neyra, con quien vivió un amor difícil. En dos años de matrimonio, la socialité vivió un tormento donde un espiral de violencia la azotó sin piedad y la Justicia prefirió desoír sus palabras. Este varapalo hundió sus ánimos y la sumergió en los peores caminos.

Su luz fue apagándose y los brillos y el glamour que la caracterizaban fue esfumándose. El 23 de julio de 2004, fue hallada sin vida en su casa de Madrid. Los excesos apagaron su presencia y ganaron su batalla, sin embargo, gran parte de la prensa rosa prefiere recordarla de la mejor manera, como una mujer luchadora que se hizo paso en solitario y vivió de prisa.