El sentimiento del que Camilo Sesto nunca pudo desprenderse

Desde muy pequeño, Camilo Sesto descubrió cuál era su verdadero amor, un amor incondicional que siempre lo acompañaría y que jamás lo traicionaría: la música. La misma que le permitió conocer el éxito a nivel nacional e internacional.

En una de las numerosas entrevistas que brindó a la prensa cuando atravesaba su mejor momento profesional, supo describir como ningún otro ese sentimiento que le generaba el arte de combinar sonidos y letras, aquello a lo que nunca pudo renunciar.  

La música empezaba a estar por encima de mí, por encima de mis intereses personales, de mi comodidad, de mi sosiego. 

Para Camilo Sesto, la música era algo que corría por sus venas, aquello que lo mantenía vivo. Tan fuerte era ese sentimiento que estaba seguro de que se había vuelto una parte esencial de sí mismo. 

Esa pasión se reflejaba cada vez que el artista se subía al escenario o se presentaba en algún programa de televisión, y eso es justamente lo que lo convirtió en un gran intérprete de baladas románticas.  

Con sus canciones, Camilo Sesto logró inspirar a muchas generaciones de jóvenes que vislumbraban una nueva libertad. En sus letras, miles de personas vieron el espejo de su propia vida, algo que no todos los cantantes pueden conseguir con tanta facilidad como lo hizo él.