El gesto de Ortega Cano con José Fernando que haría inmensamente feliz a Rocío Jurado

No hay dudas de que Rocío Jurado encontró el amor verdadero al lado de José Ortega Cano, el torero que supo no solo robarle el corazón, sino también enseñarle cómo es el buen amor. La muerte los ha separado, pero aún tienen dos grandes motivos para permanecer unidos por toda la eternidad.

José Fernando y Gloria Camila, son el fruto de esos deseos y sueños que alguna vez tuvieron José Ortega Cano y Rocío Jurado. No podían tener hijos, pero decidieron adoptar a dos pequeños hermanos provenientes de Colombia. Es al día de hoy que el diestro cuida de sus pequeños como el primer día.

Rocío Carrasco no es la única hija de la más grande, por más que a veces presuma de serlo. La colaboradora televisiva comparte trono con Gloria Camila y José. Eso sí, la mayor parte de la herencia de la Jurado quedó para la legítima, como muchos medios suelen llamarla.

Eso no quita que Gloria Camila y José Fernando no hayan heredado un dinerillo. De hecho, Ortega Cano acaba de comprarle una casa a su único hijo varón con el dinero que le quedaba de la herencia. El diestro continúa velando por la salud de su hijo y este gesto lo demuestra claramente.

El presente de José Fernando

Hace más de cinco años que José Fernando se encuentra internado en un centro de rehabilitación. En medio pasaron muchas cosas, como por ejemplo el nacimiento de su primogénita, a quien decidió llamar Rocío.

Hace unas semanas, Ortega Cano recibió la noticia de que posiblemente a Joséfer le otorguen permisos para salir cuatro días al mes. Motivo suficiente para una celebración a lo grande. Tomó el dinero que él mismo había gestionado de la herencia y le compró un hogar para que viviese allí con su hija y la mujer que eligió para el resto de su vida, Michu.

Este gesto solo demuestra el gran corazón y amor que tiene Ortega Cano por su querido hijo varón. El diestro hace años que está casado con Ana María Aldón, pero se ve que en su corazón todavía tiene esa deuda pendiente con Rocío Jurado, una deuda que se llama “amor incondicional”.