Los dos amores de Rocío Jurado que jamás abandonaron la lucha de pelear por su corazón

Rocío Jurado es una de las artistas más representativas de nuestro país, su vida e historia no serán olvidadas en las próximas generaciones de ninguna manera, puesto que su arte de coplas y rancheras sigue vigente hasta la actualidad.

Para conseguir la fama mundial, Rocío Jurado tuvo que vivir de manera intensa, sintiendo todo con mucha pasión y manteniendo un carácter fuerte y decidido en todo lo que emprendiera, además estaba bastante arraigada a su ciudad natal y sobre todo a su familia.

Hoy en día, la más grande seguro estaría bastante triste de ver cómo los suyos están enfrentados y la persona más importante de su vida, su hija Rocío Carrasco, se encuentra sola y alejada de todo lo que en vida supo construir su madre.

Sin embargo, es imposible no recordar el tiempo en el que Rocío Jurado pasó sus días en Chipiona, esa casa en La Moraleja mantiene toda la esencia de la cantante, ella siempre eligió vivir allí porque se encontraba con la naturaleza y el campo, uno de sus grandes amores.

Rocío Jurado amaba su lugar de origen, pero así como disfrutaba de sus días en Chipiona, también lo hacía cuando la juventud la acompañaba junto a Rocío Carrasco y Pedro Carrasco, su marido, en las vacaciones donde siempre elegían la playa para pasar una temporada al sol.

Mi vida sería más relajada, pero menos intensa que la que llevo ahora, por eso pienso que me hubiera gustado menos. Pero, ¿quién me iba a decir a mí que iba a llegar al lugar que hoy ocupo?

Su carrera artística no siempre le permitía disfrutar de tantos días de ocio, pero cuando podía lo hacía conectándose con la naturaleza, ya sea en el campo o en la playa, lo importante era disfrutar con los suyos.