La incansable lucha de Shaila, la hija de Rocío Dúrcal, por revertir su gris presente

Shaila Dúrcal parece estar decidida a perpetuarse en los medios nacionales. La cantante de rancheras, quien sigue el legado de la gran Rocío Dúrcal, volvió a vivir en España y desde entonces no ha parado. Buscando horizontes en su carrera profesional, la artista se presentó en el "Deluxe". 

Fiel ejemplo de la resilencia, la cantante expuso uno de sus padeceres más destacados en los últimos tiempos como lo han sido sus drásticos cambios físicos. "El ritmo de vida, los cambios de horario, los viajes, los shows… cuando tienes esa rutina no te das cuenta. Todo este proceso ha sido para llegar a ese punto de resetear el cerebro y se puede cuando te rodeas de gente que entiende lo que te está pasando", explicó en el ciclo de Telecinco y agregó "A mí se me juntó lo de la tiroides y me afectó muchísimo, con esos desarreglos de comida uno llega a dañar este tipo de cosas. Tengo hipertiroidismo, que es un tratamiento médico para gente que le sobran muchos kilos".

Era evidente que en ella el problema no pasaba por su alimentación ni por otras cosas. Mentalmente estaba devastada. "La batalla más grande fue perder a mi madre con 26 años. Eso me llevó a alejarme mucho de mi tierra, de venir aquí y me escondí mucho en eso y trabajando", comentó la hija de la intérprete de "Amor eterno".

"No llegué al punto de los trastornos alimentarios, nunca me han diagnosticado nada así. He sufrido depresiones, como todos hemos pasado por etapas difíciles(...)Ahora puedo decir que me faltó disfrutar, en la mente siempre tenía hacer algo más", confesó la artista.

Convirtiéndose en noticia por haber bajado veinte kilos en muy pocos meses, Shaila Dúrcal enfrenta la crítica de que quizás sus métodos no sean los ideales. Aunque intentó desviar la atención de los trastornos alimentarios, sus actitudes demuestran que varios factores la hundieron en sus peores tormentos. "Soy una persona que come por la parte emotiva. A mí los comentarios negativos me hacían comer. Era premiarme y castigarme".

Ahora estoy aprendiendo a manejar mis emociones.