Palito Dominguín es hija de Lucía Dominguín y nieta de la inolvidable Lucía Bosé. Hablamos de una joven rodeada de artistas desde su infancia, emblema que no ha podido negar a lo largo de su vida y que hoy le da uno de los mayores prestigios.

Desde su nuevo hogar en Castellón, Palito Dominguín responde a “Vanity Fair” las preguntas más íntimas y personales que le han hecho hasta ahora. Después de haberse animado a perseguir sus sueños como artista, su vida ha cambiado por completo y reconoce qué es lo que más la acerca a su madre, Lucía Dominguín.

Nacer para ser

No fue difícil para la sobrina de Miguel Bosé empaparse de arte a temprana edad. Fue ese acercamiento con la pintura en la niñez el pasatiempo perfecto para que hoy Palito Dominguín se dedique al mundo del arte:

El arte es lo que he hecho toda la vida. De niña no era muy buena con las palabras, siempre he sido bastante introvertida y era mi manera de comunicarme.

Le confiesa al medio citado. Uno de los grandes desafíos que tenía Palito Dominguín era la vida en el campo. Criada entre vacas y ovejas, los pasatiempos eran más que nada manualidades. Hoy está por presentar dos muestras en Madrid, haciendo de su carrera algo muy prometedor.

El vivo recuerdo de quienes ya no están

Si bien Lucía Dominguín fue la gran fuente de inspiración para Palito Dominguín, su abuela Lucía Bosé fue también una enorme referente. Sus musas inspiradoras convivían con ella a diario y le enseñaron la importancia de valorarse a sí misma y confiar en la perseverancia del trabajo:

Siempre digo que tenía una abuela (la madre de mi padre, que es maravillosa) y una diva (la madre de mi madre).

Para Lucía Dominguín, Palito tiene las palabras justas para identificar las cosas que la asemejan a ella: “Las dos tenemos mucho carácter y mucho sentido del humor, somos muy creativas e introvertidas, aunque no lo parezca. Ella es mi ‘ídola’, una madraza, y sus abrazos son los mejores. Es mi mejor amiga”.