El mayor engaño de Rocío Carrasco a Raquel Mosquera por la herencia de Pedro Carrasco

Hace años que se discuten los cabos sueltos de la herencia de Pedro Carrasco, sobre todo desde que Raquel Mosquera advirtiese que podría haber sido engañada. De los bienes del boxeador debían salir dos herederas, por un lado Rocío Carrasco, su hija, y por el otro su viuda.

El problema estuvo en que Pedro Carrasco no dejó un testamento, lo que suponía que la herencia debía gestionarse ab intestado, o lo que es lo mismo, en defecto de disposiciones testamentarias expresas, conforme las proporciones y porcentajes establecidas en la Ley. Según la ley, Raquel Mosquera debería haber tenido derecho a un usufructo vitalicio respecto del domicilio familiar en el que convivió con su marido ubicado en el Paseo de la Habana de Madrid.

Pero,  a la hora de discutir las cosas con Rocío Carrasco, Raquel Mosquera terminó aceptando un usufructo por tiempo limitado. Lo que sucede es que los herederos pueden acordar cuál será el caudal oportuno que le corresponda a cada uno y eso está formado por los bienes, derechos y cargas de la persona fallecida. Con el paso del tiempo los medios han cuestionado si realmente la viuda aceptó lo que le correspondía de Pedro Carrasco o algo mucho menor.

En primer lugar, un usufructo vitalicio se valora en función de la edad del usufructuario en el momento del fallecimiento, en este caso de Pedro Carrasco. Raquel Mosquera tenía 31 años cuando su marido falleció, el valor de su usufructo tendría que haber sido del 58% de la propiedad y, como ha trascendido, el piso podría valorarse en torno a un millón de euros en la actualidad, pero en 2001 se lo tendría que haber tasado en 300 mil euros.

Pero la cantidad acordada entre la hija de Rocío Jurado y Raquel Mosquera, según trascendió fue de alrededor de 15.000 euros, esto supondría que recibió un 10% por debajo de lo que debería. No obstante, la ley es clara cuando indica que se tomará lo que ambas partes acuerde, por lo que después de tantos años desde el fallecimiento de Pedro Carrasco es casi imposible que la viuda inicie cargos en contra de Rocío Carrasco.

Lo único a lo que puede agarrarse Raquel Mosquera es alegar la concurrencia de una cláusula de nulidad, por ejemplo, en los casos en los que hubiera existido un vicio del consentimiento o se hubiera incurrido en algún tipo de engaño. En realidad es lo que ha insinuado diciendo en los medios que el dolor la cegaba y Rocío Carrasco estaba mucho más preparada, puesto que contaba con Fidel Albiac, su marido como abogado.