Hay algo que el protocolo ha conseguido sin lugar a dudas: que los espectadores vean al Rey Felipe (55 años) como a un personaje casi celestial. Por supuesto, también ha conseguido que a él le cueste mucho trabajo mostrarse como un hombre común y corriente. Si bien no es una persona fría, son muy pocas las oportunidades en las que se permite ser fresco.

Por lo anterior es que genera tanta expectativa ver al Monarca en los días de vacaciones. En esas jornadas todo el mundo espera que esté como cualquier otro ciudadano que está libre de obligaciones laborales. Sin embargo, él lo máximo que hace es cambiar el traje de gala por alguno un poco más sencillo. En lo que a su modo de proceder respecta, no hay variaciones.

Como de costumbre, esta semana, la agenda del padre de la Princesa Leonor ha estado repleta de actividades. Pero hay una particularmente importante en la que acaparó las miradas, quizás porque Doña Letizia lo acompañaba. Hablamos del IX Congreso Internacional de la Lengua Española, evento para el que ambos debieron trasladarse hasta Cádiz. Allí los recibieron con los brazos abiertos, principalmente en una de las iniciativas alusivas al congreso.

El Rey Felipe se anima a mostrar eso que hace cuando nadie más lo ve

Para sorpresa de muchos, el Rey Felipe tocó el cajón en un concierto espontáneo que tuvo lugar en el Teatro Falla de Cádiz. Tal como puede apreciarse en el material adjunto, una decena de “cajoneros” tocaron con él mientras que la Reina Letizia se limitó a aplaudir en un claro intento por disimular que esa no era la actividad con la que más a gusto se sentía.

Tenemos el primer rey cajonero.

Por supuesto, esa fue la imagen de la que habló todo el mundo, pero lo realmente interesante tuvo lugar luego: varios especialistas en Casa Real aseguran que no es ninguna novedad que el hijo del Emérito toque la caja. En realidad, lo hace muy a menudo puertas hacia adentro, cada vez que necesita desconectarse de los compromisos cotidianos. De hecho, cuenta con dos cajas, una que le obsequiaron a su padre y la otra fue un regalo que le hicieron llegar directamente a él.

Con la mente en el objetivo

El Rey Felipe está abocado al cuidado de la institución para que su hija llegue al trono. Asimismo, junto a su esposa, se aseguran de que la joven reciba toda la educación pertinente para que su reinado sea todavía mejor que el suyo.