En los últimos tiempos mucho se habló y analizó en los diversos medios de comunicación sobre la vida pasada del Rey Juan Carlos (85 años), ya que tras el lanzamiento del libro “King corp” de José María Olmo y David Martínez muchos de los secretos mejores guardados de la Familia Real salieron a la luz, poniendo en jaque el presente de todos los seres queridos del Rey Felipe, en especial, de la Infanta Cristina (57 años), quien, según lo desvelado en dicho material literario sería la persona que puso entre la espada y la pared al Emérito en su afán por proteger su herencia. 

Fue en “King Corp” donde se desliza la idea de que el abuelo de la Princesa Leonor mantuvo en el pasado una relación amorosa con Charo Palacio y que como consecuencia de este romance nació una hija extramatrimonial del Monarca. Pues, como era de esperarse, esta información brindada por José María Olmo y David Martínez fue desmentida por el propio el exjefe de Estado, que aseguró a través de un comunicado que "nunca existió tal vínculo amoroso y, mucho menos, tal paternidad".

El pedido de la Infanta Cristina al Rey Juan Carlos para proteger su futuro familiar

Sin embargo, no es la única información que se desvela en dicho libro, también se detalló la manera en que la Infanta Cristina en 2011 solicitó a su progenitor poner en orden todo el asunto de su testamento, ya que para la hija de la Reina Sofía era sumamente importante aclarar el panorama económico a futuro en caso de que al Monarca algo le sucediera. Además, la hermana de la Infanta Elena se encontraba muy preocupada por el futuro accionar de la Reina Letizia como consecuencia de la mala relación que existe entre el Rey Juan Carlos y Su Majestad: “Le pidió directamente a su padre que aclarara y resolviera todo lo referido a su herencia”. 

Resulta que en 2011, cuando el Rey Juan Carlos debió ser operado en el hospital Clínic de Barcelona de un nódulo en el pulmón, la Infanta Cristina se vio en la obligación de tomar cartas en el asunto y proteger su futuro económico, más aún cuando salió a la luz toda la situación judicial de Iñaki Urdangarin por el Caso Nóos. Sin duda, todos estos sucesos provocaron que la hermana del Rey Felipe insista a su progenitor a poner en orden su patrimonio, tal y como "Vanitatis" lo desveló: "La hija menor de los Reyes eméritos se puso manos a la obra para tratar de controlar el dinero que recibiría de su padre".

Es por este motivo que el Rey Juan Carlos no tuvo otra alternativa que realizar una especie de testamento, donde según lo publicado por José María Olmo y David Martínez, “queda claro que, tras el fallecimiento de Juan Carlos I, Felipe VI quedaba obligado a satisfacer cualquier petición razonable que pueda ser formulada por los miembros de la Familia Real antes mencionados. El nivel de detalle del documento llegó al punto de especificar que, en el caso de que también falleciera Felipe VI, el heredero del trono español quedaba designado inmediatamente como tercer beneficiario. En el momento en que se redactó el acta, ya habían nacido la Princesa Leonor y la Infanta Sofía”. 

De esta manera quedó al descubierto que el Emérito dejó en claro que será su hijo quien siempre deba responder por sus hermanas y la Reina Sofía cuando él ya no esté. Sin duda, el Rey Juan Carlos al llevar a cabo la confección de los estatutos de la Fundación Lucum en donde se detalló su testamento, siempre tuvo en claro que su único objetivo es y será cuidar el patrimonio de sus herederas, tal y como se confirma en el libro "King Corp": "Cualquier beneficiario que se opusiera al reglamento interno, reclamara más dinero del que le correspondía o intentara que otro beneficiario no recibiera su asignación, sería automáticamente expulsado de la sociedad y perdería la opción de disfrutar en el futuro de sus bienes".

Prioridades

Es el Rey Juan Carlos quien asume todos los gastos de los estudios de los hijos de la Infanta Cristina y de la Infanta Elena. De hecho, el Emérito destina alrededor de 80.000 euros en la educación de los cuatro hijos de Iñaki Urdangarin.