Charlène de Mónaco
Charlène de Mónaco da el golpe de mesa que el Príncipe Alberto no esperaba
A la vista de todos.La historia de amor entre Charlène de Mónaco (45 años) y el Príncipe Alberto (65 años) es una de las más atípicas. En cada aparición generan desconfianza por su frialdad y lejanía. Ella ha sido nombrada como la “princesa triste” desde que se casó con el monarca. Al parecer, sus lágrimas y su cara de desolación ya son inherentes a su personalidad, dado que nunca le perdonó que le haya sido infiel.
Es por eso que la royal monaguesca no ha podido recuperar su alegría y cada vez es peor su actitud en público. De hecho, los rumores de separación a lo largo de los años han sido recurrentes. La prensa francesa especula que ella vivía lejos del palacio y que todo es parte del montaje para proteger la imagen del Serenísimo y aparentar que son una pareja idílica.
Charlène de Mónaco se muestra fuerte junto a su esposo
Como parte de la agenda real, Charlène de Mónaco y el Príncipe Alberto volvieron a la palestra hace unos días cuando estuvieron en la Coronación de Carlos III. Aunque muchos royals escogieron ir a uno de los dos eventos. Ellos asistieron a los dos. Según fuentes, en la primera recepción pudieron ver a una princesa "radiante", mientras que en en la Abadía lució "cabizbaja y apoyada en su marido".
Ahora, la pareja de Mónaco fue galardonada con los premios María Callas por su labor solidaria. La entrega se realizó en la Ópera de Montecarlo y, como todos esperaban, la princesa hizo una nueva jugada con un estilismo que se robó todas las miradas.
El cambio de look fue sorprendente, ya que la princesa de Mónaco dejó atrás su cabello rubio y se lo tiñó de castaño oscuro. Esa noche vistió un mono azul noche que resaltó su figura y su radical melena. Lo sorprendente, además, fue que Charlène de Mónaco sonrió a las cámaras y tomó de la mano al Príncipe Alberto durante la ceremonia.
Se roba las miradas
Y es que Charlène de Mónaco acostumbra a resaltar en cada una de sus apariciones, a pesar de su semblante apagado. Ella no deja su estilismo a la improvisación: conoce qué atuendos le quedan mejor y elige colores que le sientan súper bien, entre ellos el azul, el blanco, el verde, el fucsia y el rojo. Además, siempre realza su figura y luce sus hombros y espalda de manera que la hacen ver estilizada.