"No me callo"
Karmele Marchante, los amores fracasados que además de romperle el corazón la dejaron en bancarrota
La periodista oriunda de Tarragona da luz verde a sus memorias más íntimas.Con motivo del lanzamiento de su libro biográfico, "No me callo" —de la editorial Penguin Random House—, Karmele Marchante promociona sus memorias más íntimas en los diversos medios de comunicación y, en las últimas horas, fueron varios los portales digitales que recogieron las inéditas declaraciones que realizó respecto a su pasado.
Según la información que maneja "El Español", la colaboradora habitual de la prensa rosa ha decidido dar un golpe de mesa y desvelar, sin tapujos, los entresijos de su vida privada en dicho escrito. Allí, confesó tener muy en claro que "el amor es la más desestabilizadora de las emociones" y, con base en su propia experiencia, asegura haber tenido "mala suerte" en cuestiones del corazón desde el inicio de una primera relación amorosa.
Karmele Marchante, su primer amor fallido
De acuerdo al medio citado, la periodista oriunda de Tarragona se refirió a su primer esposo, un islandés llamado Loftur, a quien conoció en los años 70. "Era un metro ochenta y cinco de bondad, ternura, simpatía, alegría y curiosidad ante el mundo que estaba descubriendo. Y, por qué no decirlo, traspasaba la frontera de una belleza estéticamente perfecta", describió acerca de él.
La comunicadora no tardó en señalar que cayó "rendida a sus pies" y, pese a que sus padres no veían con buenos ojos al galán, ella decidió seguirle los pasos y se fue a vivir con él a París. "El muchacho tenía que estudiar en la Sorbona, en el corazón de París, donde aspiraba a lograr el doctorado en lenguas", apostilló el ejemplar.
El rotativo explicó que la boda tuvo lugar en la catedral de Tortosa, por pedido especial de la madre de la escritora, pero la fiesta terminó en "descontrol" total. "La plana mayor del novio había acabado con una trompa monumental desperdigada entre la playa y los salones. Mis gentes pernoctaron en la arena y mi ya marido resucitó junto a su abuela y el embajador", deslizó la flamante esposa al respecto.
Finalmente, el periódico en cuestión dejó entrever que Karmele Marchante tampoco era aceptada por la familia de su marido "por ser extranjera y haberse casado con su niño único". No obstante, por un buen tiempo, lucharon por ese amor que sentían tras vivir en Islandia, pactar de mutuo acuerdo que no querían hijos y centrarse en sus respectivas carreras profesionales. Aunque, efectivamente, lo bueno duró poco.
El fin del primer amor de Karmele Marchante
Cuando el matrimonio llegó a su fin, la hija de Carlos Marchante Alonso y Carmen Barrobés Llatge declaró sentirse devastada y creía que podía llegar a "morir de amor", puesto que se veía "sumida en la nada" y le costó retomar su rutina. Aunque reconoció haberse refugiado en su trabajo y los suyos, "sentía que la vida no me contestaba y me instalé en el declive de los días grises hasta que mi detonador interno apuntó al sexto sentido de mera supervivencia o el síndrome de la nevera vacía. Tenía que comer, pagar la letra del piso, terminar Periodismo y, por ende, trabajar ya. Cuando llegó el papel del divorcio no pedí nada, solo la nacionalidad islandesa y pasaporte ídem", sentenció sobre su primera mala experiencia.