Ya pasaron 55 años desde que el Rey Felipe llegó a cumplirle el sueño al Rey Juan Carlos (84 años). Sobre esto puntualizó Pilar Eyre, quien acaba de sacar conclusiones inéditas respecto a la problemática relación que habrían callado por años. “Felipe se crió entre algodones, con una madre que le daba todos los caprichos porque lo consideraba perfecto, un padre ausente y unos preceptores que no se atrevían a reñirlo”, comenzó diciendo.

La polémica, sin embargo, se remonta a días atrás. El funeral de Constantino de Grecia, en Atenas, aún deja sus consecuencias. Fue allí cuando se dio el último encuentro entre el Rey Felipe y el Rey Juan Carlos. Padre e hijo protagonizaron un saludo que, para Pilar Eyre, fue cordial y casi nada tuvo de sentimental.

Se acerca a él de mala gana.

La verdad sale a la luz

Tal y como asegura Pilar Eyre, el Emérito jamás habría forjado la confianza ni practicado la cercanía con el Rey Felipe. Su ausencia como padre habría sido el detonante que, con los años, fue aumentando la tensión entre ellos. La periodista menciona algunas situaciones puntuales: la llegada de la Reina Letizia, cuando el Rey Felipe dijo que sería “ella o nadie”, el destrato a su madre, la Reina Sofía, y más tarde la última frase “mi padre tiene que abdicar”, antes de que el escándalo se opacara desde el exilio, en los Emiratos Árabes.

Su relación no es lo que todos pensaban

Los rumores hablan de un pronto regreso del Rey Juan Carlos a España, pero Pilar Eyre insinúa que el Rey Felipe no sería quien esperará a su padre con los brazos abiertos. Las pruebas estuvieron sembradas en el funeral de Constantino de Grecia: “Si se observa la secuencia completa, se advierte cómo alguien le indica a Felipe la presencia de su padre, cómo se acerca a él de mala gana, con paso renuente, da dos besos al aire con un frotamiento de espalda con la mano, un gesto propio de personas que no se conocen mucho”.

Las miradas entre el Rey Juan Carlos y su hijo no llegaron a cruzarse. “Pregunta: ‘¿cómo estás?’, mientras Juan Carlos masculla ‘bien, bien’, con la vista clavada en el suelo”, reconstruye Pilar Eyre, quien tampoco dejó pasar el gesto inmediato del Rey Felipe para esquivar la incomodidad del momento. “Sin saber qué hacer, Felipe le estrecha la mano calurosamente a un conocido en segundo plano y después aprovecha el saludo innecesario a una sorprendida reina Noor de Jordania para huir a uña de caballo sin mirar atrás”. Algo similar ocurrió con la Reina Letizia, quien, a diferencia de su marido, ni siquiera se molestó “en salir al encuentro de su suegro”.

Vidas paralelas

Mientras que el Rey Felipe continúa su mandato, el Rey Juan Carlos todavía reside en Abu Dabi, en los Emiratos Árabes. Desde el exilio, el Emérito lleva una vida poco agitada, aunque no se descarta su regreso definitivo a España. “Cincuenta y cinco años de vida, veinte de matrimonio, nueve de rey. El regalo de cumpleaños de su padre no ha podido ser más demoledor: se ha hecho residente fiscal en Abu Dabi, así puede mantener su fortuna, la oculta y la otra, intacta, y blinda el futuro de sus hijas y de los hijos de sus hijas. Y su presente”.