El pasado mes de diciembre, se cumplió el primer año del fallecimiento de Manolo Santana, una de las celebridades más destacadas del mundo del tenis. Lo cierto es que las controversias familiares no tardaron en llegar. Muchos sostienen que, en los últimos años, Claudia Rodríguez (60 años) se encargó de acaparar la atención del deportista y lo alejó de su círculo más íntimo de amigos, claro que la relación con sus hijos también era distante.

La colombiana llegó a la vida de la leyenda del tenis en 2003, desde entonces no se separaron. Quienes conocían a Manolo no entendían en qué momento Claudia había conseguido encandilarlo de tal manera, ya que se mostraba completamente enamorado. Sin lugar a dudas, vivieron una historia de amor increíble, pero a la que muchos no vieron con buenos ojos.

Claudia Rodríguez no pierde el objetivo

En la actualidad, Claudia Rodríguez es quien lleva adelante el gran legado que dejó el ganador de cuatro torneos del Grand Slam, el Manolo Santana Racquets Club Marbella, el cual fue fundado en 1997, y que se convirtió en un espacio de reunión para aficionados al deporte y un centro de negocios de la jet set marbellí. Vale aclarar que la colombiana tomó las riendas de esta empresa cuando la salud de Santana comienzó a complicarse.

Lo que no podemos negar es que la empresaria es toda una experta, según la información publicada bajo la gestión de Claudia, el Racquets Club Marbella SL facturó en este período 675.000 euros, una cifra muy superior al conseguido en el año anterior, cuando el tenista aún estaba vivo y el club declaró 445.000 euros.

Con ello podemos decir que Claudia Rodríguez consiguió elevar un cincuenta por ciento la rentabilidad de esta mina de oro. Está claro que la viuda de Manolo Santana no solo está muy involucrada en sus labores empresariales, sino que tiene un muy buen ojo si hablamos de negocios.

Claudia Rodríguez es señalada

Si hay algo que aún se le achaca a Claudia Rodríguez es lo celosa que era a la hora de controlar la vida de Manolo Santana. Muchos sostienen que poco a poco consiguió alejarlo por completo de su familia y amigos, a tal punto que desconocían la gravedad de su salud.