Han pasado 7 meses desde que Elena Tablada (42 años) puso fin a su relación con Javier Ungría (42 años), el empresario con el que duró seis años. Por entonces, la noticia de su separación tomó a todos por sorpresa, aunque con el tiempo se fueron conociendo más a fondo los motivos que lo llevaron a romper.

“Me gustaría que los tiempos hubiesen sido diferentes y no estar casados, pero bueno, la vida me lo ha puesto así y así es como hay que avanzar”, respondía ante uno de los momentos más caóticos de su vida. Lo cierto es que Elena Tablada nunca ha dejado de confiar en “el plan de Dios” para ella y para toda su familia. Hoy, un tanto más tranquila, consigue ver su separación de otra manera.

El alivio que supuso la ruptura

“Nada es eterno y las personas tampoco”, comenzó diciendo la diseñadora de joyas al ser indagada por Javier Ungría. Luego de algunos meses de su estallido más personal, Elena Tablada vuelve a ponerse como prioridad. Así lo dejó en claro durante su charla más íntima con Carla de Herrera en un vivo de Instagram.

No me hace falta ni necesito a nadie a mi lado para ser feliz.

“Que se rompa una relación en la que no te tratan bien, eso es una bendición”, lanza en uno de los golpes más bajos contra Javier Ungría. Para Elena Tablada, separarse fue la mejor decisión que pudo tomar por su bien y el de sus hijas. “Lo mejor para mis niñas ha sido que el matrimonio se rompiese y tomar caminos separados”, asegura.

Estoy gestionando mis prioridades y poniéndome a mí por delante de todo.

“Cuando empezamos a perder la energía por algo, nos vamos dando cuenta de que en realidad eso no es bueno para nosotros”, insiste sobre el peso que se habría quitado de encima al momento de dejar su matrimonio con Javier Ungría. Después de algunos meses, Elena Tablada reconoce que volvió a ser ella y a estar al 100% por y para sus hijas. "Primero voy yo, luego mis hijas y luego el resto del mundo", insistió y dejó en claro el lugar vacío que ha dejado para su ex.

Su separación

La ruptura de Elena Tablada y Javier Ungría no fue fácil. Fue la diseñadora la que confesó que sufrió ansiedad cuando rompieron. La expareja comparte una hija en común, Camila.