Mario Vargas Llosa (87 años) regresó a España para ser homenajeado en el Instituto Cervantes. Esta vez entró a la Caja de las Letras sin la compañía de Isabel Preysler (72 años) ni de Patricia Llosa (78 años), sino que estuvo acompañado de virtuosos escritores hispanoamericanos para presentar su último libro a través de una serie de coloquios titulada “El fuego de la imaginación”.

Durante este ciclo, el Nobel expuso parte de la historia de su oficio como escritor y de algunos pasajes de su vida privada. Confirmó una grave deslealtad consigo mismo, que ni Isabel Preysler ni Patricia Llosa hubieran imaginado.

Lo que Mario Vargas Llosa hacía a escondidas

El escritor confesó que durante su juventud tuvo conflictos con la literatura de Jorge Luis Borges. A pesar de que se sentía deslumbrado por la narrativa del argentino, tenía que leerlo a escondidas. "Yo era miembro del Partido Comunista y Borges representaba todo lo que el comunismo odiaba: un señor que no creía en la realidad ni en la problemática social, que escribía inspirado en libros clásicos sobre mundos exóticos, aunque por supuesto era un escritor magnífico porque había creado un estilo propio".

El autor de “La ciudad y los perros”, además, señaló que dentro de las filas del partido estaba prohibido leer a Borges, pues tenían fuertes restricciones. Así que lo hacía de noche y oculto bajo la luz de las velas, mientras solo le crecía la curiosidad por leer esos “cuentos tan perfectos” colmados de “un mundo riquísimo”.

Otra de sus grandes influencias fue Jean Paul Sartre. Este escritor francés tuvo enorme influencia, porque era todo lo contrario a Borges. Según Mario Vargas Llosa, a Sartre le interesaba la política y Borges la despreciaba, también el estilo del francés era desprolijo y Borges cuidaba hasta los adjetivos.

En el nombre de Isabel

El nombre de Isabel Preysler volvió a colarse durante la cita en el Instituto Cervantes. Un periodista le recordó a Mario Vargas Llosa que él estuvo allí con la reina de corazones: “¿Aquí estuvo con Isabel, no?” Y él solo contestó con una sonrisa “sS”. Hasta ahora, el escritor quiere dejar de lado esa cultura del espectáculo porque, si tenía que hablar de su vida, esa etapa con la socialité no era lo único importante. Al finalizar el acto, otro periodista le preguntó si le gustaría ser amigo de Isabel Preysler y él contestó: “Sí, claro que sí, por supuesto”.