REVELACIÓN
La mujer que enamoró al Rey Juan Carlos con manipulaciones y despilfarros
El exmonarca casi lo pierde todo por ella.
Un hecho que debemos concederle a la periodista Pilar Eyre, es que nunca decepciona con sus historias inéditas que involucran al Rey Juan Carlos y su entorno.
En esta oportunidad, la autora relató para "El Nacional" un tema muy turbio que no solamente empaña aún más la dañada imagen del exmonarca, sino que expone la verdadera cara de su exquerida, la siempre controversial, Corinna Larsen.
En esta historia no hay daños colaterales. Como peces del mismo estanque, el exgobernante y la empresaria se entendían a la perfección. Ella habría sido una gran manipuladora, no solo con él sino con sus dos matrimonios anteriores que aseguraron muy bien su futuro.
El primero de ellos, el millonario Philip Adkins, con quien tuvo a su primera hija, y el segundo, el príncipe alemán Casimir zu Sayn-Wittgenstein, padre de su segundo vástago, Alexander. El tercero pudo ser el mismísimo Don Juan Carlos.
El Emérito, según Eyre, planteó en su momento ante el gobierno de Mariano Rajoy, la posibilidad de separarse de la Emérita Sofía para desposar a Corinna en un matrimonio "morganático", en el que quedaran bien definidas las posiciones de noble-plebeya.
Esta fue de esas ocasiones particulares en las que la Monarquía y el Estado quedaban de acuerdo en un mismo tema. Mientras el Jefe de Estado lo esquivaba, el conflicto familiar en Zarzuela fue tal, que el Rey tuvo que renunciar a este capricho.
Esto por supuesto, no quebrantó el amorío. De hecho, expandió la situación a otro territorio en el que Don Juan Carlos "compartía" la atención de Corinna con sus ex en lujosos viajes, todos muy buenos amigos y cómplices de sus desparpajos.
Desconcertante es que la prensa en esos días -según Pilar- estaba en conocimiento de estas travesías "familiares", pero nadie hacía mención de aquello. Para ella, cada uno de estos "bobos y millonarios" cumplía una función específica y pudo extraer de ellos hasta el último de sus favores.
