La fisura que abriría paso al fin de la realeza británica tras la muerte de Felipe de Edimburgo

Si hubiera existido la fuente de la juventud, seguramente todos nos hubiéramos adentrado en el barco junto al pirata Jack Sparrow para ir en busca de un poco de ese néctar. Casi todos los cuentos de fantasía sobre la vida eterna tenían algo de cierto: nadie quiere ser alcanzado por la muerte. En cierto punto, queremos la vida eterna y sabemos que eso no va a pasar.

Pero los miembros de la realeza muchas veces insisten en quedarse eternos, ya sea a través de un legado, de un acto que los glorifique en la historia o por sus conquistas durante su mandato. Felipe de Edimburgo no pasará a la lista de inmortales, pero, al menos, será recordado como la primera señal de advertencia sobre lo frágil que es la Monarquía británica ante el mundo que avanza.

Dentro de pocas semanas, la Reina Isabel cumplirá 95 años. Días antes del deceso de su esposo, Felipe de Edimburgo, se hablaba entre los voceros de la casa real de la necesidad de empezar a tomar decisiones sobre el futuro de la Corona. Todo esto asumiendo que, en pocos meses, el Duque cumpliría sus 100 años.

Pero la muerte adelantó su cita y se llevó consigo al padre del Príncipe Carlos. Es que ni con todos los cuidados o asistencias médicas podemos impedir el imponderable de las situaciones y, mucho menos, cuando se es una persona de más de 90 años.

El repentino deceso de Felipe de Edimburgo vino a poner cierto clima de “urgencia” a la situación en la Corona británica. Con una Reina a punto de cumplir 95 años y un reciente fallecido de 99, podemos asegurarnos de que nada puede garantizar lo que pasará en un mañana. Pero la realeza sí que podría poner más firmeza en el próximo Rey en caso de que la muerte los visite repentinamente.

El Príncipe Carlos es el candidato número uno a ocupar el trono en la cadena sucesoria, pero durante muchos años su imagen se ha visto empañada por los escándalos de sus esposas. Tanto Lady Di como Camilla Parker han aportado a construir un perfil de “futuro Rey” muy poco sostenible y nada aprobado por la Reina Isabel.