Sonrisa de suegra

La gota que rebalsó el vaso de la Reina Isabel, harta de Meghan Markle y el Príncipe Harry

La situación llegó al punto tal de que Su Majestad tuvo que renunciar a uno de sus mayores principios.
lunes, 14 de junio de 2021 · 12:35

La Reina Isabel lleva en el trono más de 70 años, pero desde los 90 sufre una caída en picada que no para de profundizarse. Con una monarquía completamente en crisis, la familia real no para de recibir uno que otro tras otro varapalo.

Sin embargo, aquella joven Isabel II que asumió el trono no es la misma que la soberana anciana que lidera hoy una de las potencias mundiales. Aunque podrá gobernar y mantener bien altos los pilares de la realeza, no puede controlarlo todo. Basta solo con mirar el caso del Príncipe Harry y Meghan Markle, si es que somos lo suficientemente amables como para pasar de largo todo lo que sucedió con Lady Di y el Príncipe Carlos.

Sonrisa y discreción

La realeza nunca debe quejarse y jamás debe dar explicaciones públicamente. Esa ha sido una de las máximas que más ha tratado de conservar la Reina Isabel durante su reinado. Pero las situaciones de su familia la han llevado a que hoy, con más de 70 años frente al poder de Inglaterra, modifique este mandamiento.

La excepción a la regla viene relacionada con el nacimiento de la pequeña Lilibet Diana, la segunda hija del Príncipe Harry y Meghan Markle. Al parecer, periodistas estadounidenses afirmaron que el benjamín de Lady Di le habría pedido permiso a la Reina Isabel para colocarle este nombre a la pequeña.

“Lilibet” es un apodo muy familiar que los cercanos de la Reina Isabel le decían a ella dentro del entorno de su intimidad. Los codiciosos informantes han esparcido la noticia de que este nombre no fue aprobado por la Reina Isabel cuando, en realidad, una fuente del medio Daily Mail asegura que no fue así.

Se trata de si los temas sobre los que se informan son una versión precisa de lo que realmente sucede.

El “nunca quejarse” y “nunca dar explicaciones” salteó una excepción esta vez. Por orden de Isabel II de Inglaterra, los periódicos deberán corregir su error y cuidar de no saltearse ningún dato que no fuera preciso. Ni la Reina Isabel dio permiso o fue consultada ni desaprobó el nombre de la pequeña recién nacida de su nieto y Meghan Markle.

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