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Las mentiras de Meghan Markle y el Príncipe Harry que acabaron con la paciencia de la Reina Isabel

Llegó el momento de actuar por el bien de “La Firma”.
domingo, 27 de junio de 2021 · 10:23

Los dolores de cabeza que el Príncipe Harry y Meghan Markle le dieron a la Reina Isabel son incontables. Pero lamentablemente no es la única razón de la inmensa jaqueca que aprieta las sienes de Su Majestad. El vaso viene derramando agua desde hace rato y, al parecer, la piedra estaría a punto de romperse.

Pero también digamos que el contexto no ayuda del todo. Han pasado dos meses y medio del fallecimiento del Duque de Edimburgo y las miradas sobre las sucesiones del trono se han intensificado aún más. Con 95 años, la Reina Isabel se aferra más firme que nunca a la institución que por años ha intentado mantener.

El asunto es que las agujas del reloj no se detienen para nadie, ni siquiera para los miembros de la monarquía. La Reina Isabel tendrá que decidir en quién recaerá el futuro de “La Firma”, como suelen llamar a la vida royal algunos medios. Claro está que el Príncipe Carlos es el eterno heredero, eterno paciente de que su turno de reinar llegue.

Aunque también, sobre todo desde que sucedió el “Megxit”, la imagen del Príncipe Guillermo ha empezado a tener ciertos destellos de luz. Hace poco el primogénito de Diana de Gales celebraba los 10 años de casados junto a su esposa Kate Middleton y ¿qué mejor imagen para la corona que el de un joven matrimonio, fresco y querido?

Las miradas han empezado a apuntar hacia este joven matrimonio y a la posibilidad de que el Príncipe Carlos directamente abdique y todo el imperio pase a formar parte del Príncipe Guillermo. Es él, el hermano mayor, el que debe dar el ejemplo, ya que Harry y Meghan quisieron jugar a la “novicia rebelde”.

Fragilidad, grieta, arrugas, fisuras, flaquezas, desestabilidad, esfuerzos, desencuentros. Son palabras que puedes describir la situación de la familia royal en estos momentos. Isabel II de Inglaterra enfrenta el inevitable problema de la edad y los múltiples escándalos acontecidos los últimos años más una inmensa presión social. No será nada sencillo inyectarle sangre fresca a este cadáver que ya viene recitando hace décadas, sin dejarlo ir en paz.

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