SIEMPRE FUERTE

El mayor sufrimiento con el que Lola Flores cargó hasta el último día de su vida

La Faraona no se rendía por nada del mundo.
domingo, 5 de diciembre de 2021 · 17:00

La cultura de las generaciones pasadas obligaba a familias enteras a guardar secretos que nunca debían ser revelados, a sufrir en silencio pero por nada del mundo rendirse. Así lo vivió exactamente Lola Flores, justo después de haberse casado con Antonio González "El Pesacaílla" y ser madre de 3 niños, ella sabía que su vida no podía ser del todo perfecta, aunque el mejor rol que tenía en la vida era exactamente ser guía de sus tres tesoros.

Los hijos de Lola Flores crecían felices mientras ella daba hasta sus últimos esfuerzos para que no les faltara nada, combinaba su carrera profesional, las giras y los compromisos con la dura tarea de ser madre; a veces tenía que viajar y pasaba temporadas lejos de ellos pero no se perdía casi ningún verano en Marbella, en la casa de los Gitanillos. La felicidad de su familia feliz, sin embargo, comenzaría a quebrarse en 1964, cuando la cantante y Antonio González estrenaron un espectáculo llamado "La guapa de Cádiz".

Ahí había una mujer que era pareja de un cantaor muy famoso, ella comenzó a fijarse en Antonio y las visitas a su camerino eran recurrentes, lo que despertó los celos indomables en Lola Flores, que era temperamental y no soportaba esta humillación, toda la pasión que los había unido se perdió en estos episodios y su matrimonio oficialmente entró en crisis, aunque por muy separados que estuvieran nunca dejaron de vivir bajo el mismo techo que sus hijos y se unieron solo por el bien de ellos.

Se guardó por años este sufrimiento secreto, pero no era el único al que tendría que enfrentarse La Faraona. Ella claramente era la que llevaba los pantalones en su casa, a la edad de 49 años su carrera estaba consolidada y en su mejor momento, tenía todo el éxito que deseaba. Pero, ensayando con su amiga Sara Montiel descubrió algo que la acomplejaría: "Mira, Sara, tengo un bulto aquí en el pecho". Un médico le aconsejó que le sacaran el pecho, ella se negó, posteriormente otro le dijo que la operarían solo del quiste, aunque 6 meses después le salieron otros cuatro tumores más que ya requerían quimioterapia. Sin embargo, Lola Flores no dejó ni un solo día de subirse al escenario por muy duro que fuese el tratamiento.

Me ponían la quimio y, al día siguiente, desfalleciente pero con la cabeza en alto, salía a comerme el escenario

Lola Flores sufría en silencio sin importar las situaciones, pero jamás se dejaba ver vencida. Probablemente, más difícil que el cáncer que enfrentaba fue ver que su hijo había caído en las adicciones, la artista terminó gastando millones de euros en tratamientos de recuperación, los cuales empezaron a pesarle más cuando fue acusada por Hacienda de no declarar sus ingresos. "Yo creo que a mi madre el cáncer se le aceleró con lo que le pasó", explicó su hija Lolita Flores.

El padecimiento de Lola Flores se terminó el 16 de mayo de 1995, cuando falleció en su casa de La Moraleja después de pelear tanto. Su funeral fue transmitido en televisión y fueron 150.000 personas a darle el último adiós a La Faraona. Lo único que pudo evitarse, fue el sufrimiento de haber visto cómo su hijo moría también tan solo 14 días después que ella,