Alas para volar

Las enseñanzas de Frida Kahlo que quedarán por siempre grabadas en el alma

Su legado marcó a toda una generación, inmortalizando su esencia.
viernes, 11 de junio de 2021 · 18:45

Hoy el nombre de Frida Kahlo es sinónimo de arte, pintura, amor desafortunado y México, país que vio emerger a la artista más conocida de aquellas tierras. Todo el mundo se hace eco de las fabulosas obras de la pintora que supo transformar el dolor y la desgracia en bellas reliquias.

La más icónica imagen de Frida Khalo para la revista Vogue.

Miles de libros y películas se hicieron para conmemorar la vida y obra de esta gran artista. Sin embargo, hubo ciertas enseñanzas que serán siempre la bandera de su impronta. El fiel retrato de sí misma es una metáfora del interesante mundo de Frida Kahlo, una mujer que supo amar y odiar con una ferviente pasión.

Pies para que los quiero, si tengo alas para volar” es una de las frases más memorables de Frida Kahlo. Sin embargo, hubo tantas lecciones que dejó en vida que aquí, en Show España, las agrupamos para mantener más vivo que nunca el legado de la artista.

Uno de sus grandes maestros (y verdugos al mismo tiempo) fue Diego Rivera. A él fueron dedicados grandes textos y descargos artísticos. Pero esa tormentosa relación vino a imponer una valiosa lección, sobre todo para los vínculos de aquella época.

Lealtad no significa fidelidad y eso ha quedado grabado a fuego en el corazón de Frida Kahlo. Para gozar de la compañía de Diego Rivera, tuvo que soportar miles de infidelidades. Ella tampoco puede “lanzar la primera piedra”, ya que el pacto de la relación fue violado mutuamente. Diego la engañó con su propia hermana y por más de que haya sido una herida difícil de cerrar, ella lo perdonó. Pero no sin antes vengarse a modo de "apretón de manos".

Diego Rivera y Frida Khalo encarnan una de las parejas más famosas.

Pero ella era maestra de sí misma, tal como lo reflejó en las innumerables pinturas en las que se ve su autorretrato transformado. Frida Kahlo logró encontrar en ella a su mejor aliada y, gracias a esa sabiduría, supo sacar de sí misma su mejor versión. Eligió la pintura para retratar cómo se sentía por dentro, deformando e interviniendo su rostro con los pinceles del alma.

Pensaron que yo era surrealista, pero no lo fui. Nunca pinté mis sueños, solo pinté mi propia realidad.

Decía Frida en una de sus icónicas frases. Así como aquella de los pies, la artista dejó retratada su impronta.