UNA DÉCADA VACÍA

El inolvidable legado de Amy Winehouse a diez años de su dolorosa partida

La cantante ha dejado huella en la historia de la música.
viernes, 23 de julio de 2021 · 19:37

"Morí cientos de veces", cantaba con estridencia Amy Winehouse en uno de sus éxitos más recordados, "Back to black". Presa de los infiernos, los excesos y dolores, su voz se apagó con el tiempo y la noticia de su muerte hace ya diez años causó estupor, pero a la vez era el fin de algo que lamentablemente se sentía cerca. 

El cuerpo de la cantante británica yacía en la habitación de su casa de Camden cuando fue encontrado por su guardaespaldas, quien afirmó que había pasado la noche despierta escuchando música, bebiendo y mirando la televisión. Llevaba varios días de excesos y en su autopsia la data era escalofriante.

Los 4.16 gramos por litro de sangre fueron la causa por la cual falleció, aunque su familia siempre quiso agregar que otro de sus padecimientos era la bulimia que la acorralaba desde la adolescencia. En su interior, Amy Winehouse cargaba con los peores infiernos y aún así parecía intentar dejarlos de lado cuando subía a los escenarios, donde con pocos años brillaba como una de las grandes.

Nació el 14 de septiembre de 1983 y creció en una familia hebrea-londinense trabajadora, con el buen gusto por la música como algo fijo. Marcada por las canciones de Sinatra, la artista fue formándose entre el jazz y el soul que escuchaban sus padres, así como lo urbano, algo que fue adquiriendo por gusto personal. A los 20 años, gracias a un amigo que dejó registro de lo que hacía como vocalista principal de la National Youth Jazz Orchestra, fue la gran apuesta de Island y lanzó su primer álbum "Frank".

Tres años después, llegó la bomba. Amy Winehouse lanzaba "Back to black", un disco que terminó convirtiéndose en uno de los grandes clásicos de la música moderna. “Rehab”, “You Know I’m No Good”, “Tears Dry on Their Own” o “Love Is a Losing Game” eran el gran manifiesto del herido corazón de la cantante que hizo de sus pesares un himno del colectivo popular. Con la crítica comiendo de su mano, cinco premios Grammys y varios Brits Awards, el mundo parecía ser suyo.

En medio del éxito, la cantante estaba perdida. Primero las drogas y finalmente el alcohol fueron las causas que la tenían rendida a la necesidad de vivir huyendo de su cárcel mental. Su familia y varios de sus amores nunca pudieron contener su frenesí. Su última actuación en Belgrado fue un desastre y se llevó los abucheos que nunca mereció

El destino quiso que su último paso por un estudio de grabación sea para compartir una canción con uno de los ídolos de su infancia, Tony Bennett, con quien interpretó "Body and soul". En medio de todo lo urgente de su tristeza, ira y dolor, fue su último guiño a los momentos donde la felicidad reinaba en su vida.