Conchi Olmedilla, la mujer que logró lo imposible, conquistar el indomable corazón de El Fary

“Lazos de sangre” ha vuelto en una nueva temporada y ha preparado un arsenal para sorprender a la audiencia. Luego de presentar a la líder del Clan Campos, María Teresa, fue el turno de El Fary. El comediante, actor y cantante merecía su programa y lo tuvo, como corresponde, con todos los elogios y condimentos tal como fue en su vida.

Fue taxista, pero su pasión era la música. Mientras trabajaba de otros oficios, El Fary entrenaba sus cuerdas vocales entonando las canciones más representativas del flamenco. Ese indiscutible talento se le sumó un extra muy valioso: su personalidad.

Cualquiera que conoció en persona a El Fary diría lo mismo. Su carisma, su simpatía y esa manía de preservar siempre la sonrisa, eran las cualidades que lo caracterizaban como tal. Ese mismo encanto fue el que le dio el toque mágico con las mujeres, llegando a caer incluso hasta actrices estadounidenses a sus pies. “Le gustaba mucho halagar a la mujer, piropearla y le gustaba conquistar”, decía Rosa Villacastín en el programa.

Ese metro y 58 centímetros tenía mucho de talento, encanto y seducción, pues toda mujer era bella ante sus ojos. Pasados sus 40 años, finalmente conoció al amor. Antes ya había saboreado muchas mieles, pero fue con Conchi Olmedilla con quien verdaderamente flotó en una nube.

No sé si El Fary encandilaba a muchas mujeres o no, lo que te puedo decir es que se llevó a la mejor del mundo que es Concha, que es una mujer maravillosa.

Decía Ángeles Muñoz, integrante del grupo “Camela”. Cuando vio entrar a Conchi en el mismo evento donde se encontraban, rápidamente el comediante atinó a decir “es ella” y así fue. Compartieron una vida juntos hasta que lamentablemente el cáncer de pulmón se cobró la vida del encantador cantante.

Se decían el uno al otro que eran el amor de sus vidas. Tuvieron dos maravillosos hijos que al día de hoy continúan con el legado de su padre. Raúl y Javi prestaron voz al documental en homenaje a su padre, donde no pudieron evitar un par de lágrimas al hablar sobre los últimos tiempos. Siempre extrañaremos esa forma particular de hacernos reír.