UNA SONRISA EN MEDIO DEL DOLOR

El gesto de Ana Obregón que demostraría un halo de esperanza en su vida

La presentadora encuentra consuelo y se aferra a lo único que tiene.
jueves, 2 de septiembre de 2021 · 17:38

Desde el 13 de mayo del 2020, Ana Obregón nunca más volvió a ser la misma persona. Su hijo Álex Lequio fallecía de un cáncer a los 27 años. Su único hijo partía de este mundo dejando a una madre llorando “camelias de escarcha sobre el camposanto”.

Desde ese momento las redes sociales de Ana Obregón se convirtieron en un santuario dedicado a homenajear la vida de su hijo y el tiempo que este compartió con ella. Cientos de fotografías describen distintos momentos en la vida de la bióloga y su querido hijo.

Es gracias a este registro fotográfico que hemos podido seguir poco a poco los pasos de la presentadora. Pequeños indicios de una recuperación y alguna que otra sonrisa se han asomado de vez en cuando a su mar de lágrimas.

El verano llegó para todos, incluso para Ana Obregón. Por más que la bióloga se refugie en sus recuerdos, una brizna cálida posó sobre su rutina y al menos la inspiró a salir de su hogar. Una de las ultimas fotografías que se tomó fue en traje de baño, con una descripción que decía:

Últimos bañitos sin sol, sin retoques, sin maquillaje ni en la cara ni en el alma, pero con tu luz infinita en mi corazón.

Recordemos que este año, el 22 de mayo más precisamente, falleció su madre. A tan solo días de que se cumpliese el primer aniversario del fallecimiento de su hijo Álex, Ana ya estaba desempañando el pañuelo para llorar una nueva pérdida. Como y es su costumbre, plasmó su dolor en sus redes sociales:

Sentada en ese sofá, a la misma hora y mirando al mismo mar Mediterráneo no os podéis ni imaginar lo que daría por volver a abrazar a mi madre y a mi hijo.

Las lágrimas no cesan. Ana Obregón recibirá un reconocimiento este 4 de septiembre por todos sus años de trayectoria. Esperamos que este motivo sea el suficiente como para dibujarle una sonrisa. Por fortuna, la transparencia de sus escritos nos hace testigos de su proceso y, lamentablemente, en estas cuestiones queda ser pacientes. Solo el tiempo aplaca un poco las heridas.